Felicidad es la palabra más repetida
durante estos días. Todo el mundo se desea felices fiestas, feliz año nuevo,
pero qué es la felicidad, dónde encontrarla. García Gual, Javier Gomá y
Fernando Savater acaban de publicar Muchas felicidades, un ensayo
sobre la felicidad vista desde los ojos de la filosofía epicúrea, que es mi
preferida. Epicuro desconfiaba de los dioses, se mofaba de Aristóteles y
pensaba que Platón era un pestiño. Ni la inmortalidad ni el más allá. Sólo
aquello que hiciera amable la vida presente. Aquí y ahora.
BARRA DE TITULO
sábado, 27 de diciembre de 2014
sábado, 20 de diciembre de 2014
UN PERFECTO ILOTA
Mis
hijos insisten en que vea Los juegos del hambre. Los he visto. Y
lejos de leer en ellos un mensaje del futuro he visto un guiño del pasado. Es
la versión moderna, es decir, edulcorada, de las Cripteia espartanas.
En Esparta se llamaba Cripteia a un ritual de iniciación para
adolescentes. Se abandonaba a los muchachos en mitad del campo,
semidesnudos, con un puñado de higos, un cuchillo y una consigna: solo podrían
regresar a casa tras haber matado a tantos ilotas como fueran capaces. Estos ilotas también eran espartanos, solo que de ínfima categoría. Eran los
antiguos habitantes de aquellas tierras, agricultores sin ninguna práctica
militar que a la llegada de los belicosos espartanos acabaron convertidos en
mulos de carga. Con ser agricultores, panaderos, carpinteros, albañiles, los ilotas no eran considerados humanos. Por lo tanto, no tenían voz ni voto en
los asuntos del Estado. Solo máquinas de trabajar. Apartados del servicio
militar y reproduciéndose como conejos, había años en que su número llegaba a
ser un engorro. Así pues, la Cripteia, además de servir de entrenamiento a los
jóvenes de Esparta, cumplía las funciones de limpia demográfica. La innovación
de Los juegos del hambre consiste en hacer que los ilotas se maten entre ellos y en convertir el rito en espectáculo. En vez de
espada y látigo, fusil y televisión.
jueves, 18 de diciembre de 2014
La flor de Olmedo, o el arte periodístico de Álvaro Cunqueiro.
En las noches de insomnio recurro con frecuencia a los libros de Cunqueiro.
Esta vez le tocó a Los otros caminos,
de la editorial Tusquets, una colección de artículos periodísticos escritos
entre 1952 y 1979. Años de grisura y convulsión. Pero el que quiera mirar el
retrato de aquellos años, el que busque el rastro de aquella grisura, que lo
busque en otros libros, que lo busque en otro autor. Álvaro Cunqueiro escribe desde
otra realidad, la suya propia, un mundo donde la melancolía es reina, donde la
prosa no es solo instrumento sino alimento. No es que se esconda, no es un
cantor hueco, no es de los que lavándose las manos se desentienden y evaden. Entre tanta fealdad
ambiente, él contribuye aportando belleza al mundo. Ahora es difícil que
alguien se atreva a escribir así. Siempre lo fue, por supuesto. Pero ahora es como si
el escritor de artículos estuviera obligado a andar al paso de la realidad, a tener el
alma y la pluma atada a la actualidad, es como si se mirase con desprecio y aún
con sospecha al que no usa su rincón periodístico para criticar, para atacar,
para señalar con el dedo, para ensuciar el aire. Amo a Álvaro Cunquiero, entre
otras cosas, por su libertad, por su
desprecio a lo cotidiano, por hacer de la literatura un refugio, de la
imaginación un arte, de la palabra un consuelo.
Sirva de ejemplo, este artículo.
domingo, 14 de diciembre de 2014
La fascinante evolución de una palabra: nacer como un dios, evolucionar a vomitivo, acabar en gas
AMONIACO: Los
datos etimológicos que la RAE aporta sobre el término amoniaco son, como suele,
escuetos y casi enigmáticos. Dice que proviene del lat. ammoniăcum, y este del gr. αμμωνιακoν, de Amón, Júpiter, en Libia, poco más; pero quién fue
este dios y como pasó de Egipto a Grecia y de ahí a Roma para después acabar
convertido en un vomitivo y más tarde prestar su nombre a un gas, es un proceso
fascinante que trataremos aquí de poner en claro.
sábado, 13 de diciembre de 2014
EL SECRETO DEL ÉXITO
Pasear por los
barrios de nuestras ciudades es pasear entre cadáveres de proyectos fracasados.
Cada escaparate vacío, cada cartel de se alquila o se vende, esconde la
historia de una decepción. La crisis es buena excusa, pero insuficiente. No
todos los negocios han caído. Ahí están los súper, los chinos, los ikeas, los
restaurantes de comida rápida. Alguien con más sentido de lo esotérico
descifraría en el óxido de estos yermos escaparates los secretos del éxito.
jueves, 11 de diciembre de 2014
Algunas curiosidades sobre la muerte y el rito mortuorio en el mundo antiguo
Los griegos consideraban como presagio de muerte el que una
persona soñase que se estaba viendo reflejada en las aguas de un río. Temían
que los espíritus de las aguas pudieran arrastrar la imagen reflejada de la
persona, o alma, bajo el agua, dejándola así “desalmada” y lista para morir.1
En la Grecia antigua, si se había supuesto erróneamente que un
hombre ausente había muerto y se le habían hecho los ritos fúnebres, a su vuelta
era tratado como muerto para la sociedad hasta que hubiera pasado por la
ceremonia de nacer otra vez. Le hacían pasar por la entrepierna de una mujer y
después le lavaban y vestían con mantillas y le entregaban a una nodriza. Hasta
que no se ejecutaba con todo detalle la ceremonia, no podía relacionarse
libremente con al gente. 2
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Ritos funerarios en la antigüedad
1.
A la muerte de un familiar la familia procede al
lavado del cadáver, se le viste con sus mejores galas y es coronado con flores
o con un turbante por las mujeres de la
casa, donde era llorado por los deudos, las mujeres y las plañideras, pudiendo
ser éstas alquiladas o forzadas, como lo fueron las troyanas ante el cadáver de
Patroclo.
lunes, 8 de diciembre de 2014
EGO Y YO, Yolanda Regidor
EGO Y YO
XXX Premio Jaén de novela 2014
Editorial Almuzara
YOLANDA REGIDOR
1. César Vallejo
supo que moriría en París, con aguacero, un día del cual tenía ya el recuerdo.
Y es así. Es como un flash. Se sabe. Lo sabía el poeta entonces y lo sé yo
desde hace tiempo, desde aquel instante junto a mi amigo; porque cuando vi cómo
miraba a su padre colgando de aquella soga supe exactamente cómo iba a morir.
2. Contar
conmigo. Ahí, justo en ese momento, supe que era una batalla perdida la de mi
madre. Él contaba conmigo. Y yo tenía la necesidad de contar con alguien. Eso,
ese sentimiento, solo se da cuando piensas, cuando sabes que podrías ser tú el
necesitado, antes no; antes el asco ocupa más terreno que la lástima, no hay
caridad real.
sábado, 6 de diciembre de 2014
ENTRE LO MEDIOCRE Y EL TALENTO
Algún dios dictó una orden de alejamiento entre el
dinero y yo que trato de incumplir cada mañana. Lo he intentado todo, incluso
por el infecundo método del trabajo. Y que si quieres arroz, Catalina. La plata
se aleja de mí con el espanto que un afiliado del PP se aleja ahora del joven
Nicolás. Allá ella. No lo sabrá nunca, pero yo le habría sido un marido
cariñoso. Y fiel. Amaría el sonido cantante y sonante de su voz, jamás se
la pegaría con una tarjeta de crédito, por muy black que se pusiera. Pero el dinero
no atiende a razones, como la señora esa de las sombras de Grey, prefiere a
quien lo encadena y lo maltrata.
Y el dinero ni siquiera encabeza la lista de mis
preferencias. Más envidio una cucharada de talento que un bolsillo a rebosar de
euros. Pero con el talento pasa como con la plata. Lo tiene quien lo tiene, no
el que lo busca.
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