quédese con el cambio: febrero 2011

BARRA DE TITULO

lunes, 28 de febrero de 2011

Ley anti- tabaco: que vuelva el tabaco y se lleven a los niños de los bares, por favor.


Tiene guasa que con lo que ha luchado una para que se dejara de fumar en los bares y ahora casi que me estoy arrepintiendo. Vale que antes entrabas en un bar y, con tanto tío salido y tanto humo, aquello parecía Gorilas en la niebla. Pero es que ahora parece un concierto de Justin Bieber: sólo se ven críos gritando y madres histéricas entre las mesas. Acuérdate de lo que te digo: en un par de años, los pulmones los vamos a tener como lo patena, que se va a poder comer en ellos; pero, la cabeza, como una puta cabra, que te lo digo yo. Y no es que yo tenga nada contra los críos, pero, coño, si haces que tu niño de tres años se pase toda la tarde en los bares, no te quejes luego de que con quince se te va de botellón. ¿A dónde quieres que vaya, guapa, a leer a Kierkegaard? ¡Pero si la criatura, entre la ESO y las horas que le estás dando tú de bares, le va a costar trabajo distinguir a Kierkegaard de un huevo kínder!

A mí, antes de la Ley antitabaco, los niños ni fu ni fa, pero ahora es que les he cogido tirria. Fíjate, con lo que yo soy, y hasta he acompañado a mi madre a una manifestación de esas del Rouco Varela para reivindicar la familia tradicional.

.- Pero hija, ¿no que a ti no te gustaban los niños?

.- Ni me gustan, mamá. Por eso mismo. Por eso estoy a favor de la familia tradicional, es decir, una familia como Dios manda. Vamos: una familia como la que hizo Dios, que tuvo un solo hijo y se lo dio a otros para que se lo criaran hasta que cumplió los 33 años. Nos ha jodido, así cualquiera. Para mí que al Señor tampoco le gustan mucho los niños. Observa que a Adán y a Eva los hizo talluditos y, cuando Eva quedó embarazada, los echó del Paraíso. Me imagino al ángel poniéndolos de patitas en la calle: hala, a la puta calle, que esto es el Jardín del Edén y no un jardín de infancia.

Mi madre, que es como la Belén Esteban y “mataría por sus hijos”, me dice que lo mío no es normal y que estoy poseída por el espíritu de Mujeres desesperadas.

.- Los hijos son la alegría de la vida, me dice.

.- Yo no digo que no, mamá, pero tres tienes tú y ya veo los hartones de reír que te pegas. Y eso que los hermanos son como para echarse a reír, al menos los míos. Mi hermano mayor, por ejemplo, se le metió en la cabeza que quería ser productor de espectáculos. Montó un concierto con Bebe, Sabina y Tequila que iba a ser la bomba. Y al muy bobo no se le ocurre otra cosa que poner en el cartel Sabina- Bebe-Tequila, y se lo cerraron por apología del alcoholismo. Sabina hasta lo denunció por escarnio público y al día de hoy mi hermano todavía se está preguntado qué es eso. El muy bobo se cree que “escarnio público” es el nombre de un grupo punk.

Luego están las hermanas. La mía, que es una virtuosa del Hola y el Cuore, se pasó todo el embarazo escuchando Mozart y poniéndose los auriculares sobre la tripita. Para estimular al niño, dice. Y luego va el niño y se te hace de los Ñetas. Nos ha jodido con el estímulo.

Luego tengo la otra hermana. La lista. Montó una sala de aerobic en la cochera, pero como a la pobre mía la música ruidosa le parece una vulgaridad, sólo ponía música de María Dolores Pradera y Jacques Brel. Las clientas se le dormían a la segunda copla. Relajadas, como la que más. Pero, la que menos, le puso 14 kg en dos meses. Como empresaria la pobrecilla tiene menos futuro que los que hacen los comunicados de ETA, que, para una vez que salen en la tele van y se cubren el rostro. Hay que ser torpes. ¿Pero es que esta gente no tiene madre? Por Dios, señora: ¿qué trabajo le habría costado hacerle un bordadito en la capucha al niño?

.- ¿Viste ayer a los de la banda en la tele? ¡Pues el de la ikurriña de ganchillo era mi Iñaki!

Fíjate cómo estará la cosa que en mi familia piensan que yo soy la lista. ¿Lista yo? ¡Pero si mientras media España se forraba con lo del ladrillazo yo hacía Filología Hispánica! ¡Y voté a Zapatero! ¡¡¡Dos veces!!! Pero, como sé pronunciar palabras de más de tres sílabas sin tragarme la lengua se cree mamá que tengo más talento que la Sara Carbonero. Talento no sé, pero me faltan tetas… Y sin tetas no hay paraíso ni porteros de primera división.

Si en verdad yo hubiera sido lista habría estudiado notaría o registradora de la propiedad o, mejor aún, no habría estudiado nada y me habría sacado el carnet de algún partido. Hoy sería concejala de algo. Pero con seis años de educación primaria, cuatro de la ESO, dos de Bachiller, cinco de carrera, dos de CAP, tres de oposiciones, no he tenido tiempo de prepararme para un trabajo. Coño: ahora comprendo por qué el Estado mima tanto nuestra salud y no quiere que fumemos en los bares. ¡Para llegar a los 37 años de cotización no puede una morirse antes de los 103 años!

domingo, 27 de febrero de 2011

UTOPIA EN LA VOZ DE JOÃO AFONSO


 UTOPIA
(canção)


Cidade,
sem muro nem ameias

Gente igual por dentro
gente igual por fora

Onde a folha da palma
afaga a cantaria

Cidade do homem
não do lobo mas irmão

Capital da alegria

Braço que dormes
nos braços do rio
toma o fruto da terra
é teu, a ti o deves
lança o teu
desafio

Homem que olhas nos olhos
que não negas
o sorriso a palavra forte e justa

Homem para quem
o nada disto custa

Será que existe
lá para os lados do oriente
este rio, este rumo, esta gaivota
que outro fumo deverei seguir
na minha rota?
                                                 José Afonso

Una entrada con música para celebrar:
que es domingo; que afuera luce un sol de invierno que parece un perro que ladra y que no muerde; que ayer estrenamos con éxito una nueva obra de teatro y que mi corazón aguantó como un jabato las ganas de salir corriendo antes de alzarse el telón. Porque he encontrado un nuevo libro con el que obsesionarme. Porque me gustaría ser testigo de cómo la utopía se expande por el mundo como una canción hermosa. Por todo eso, y porque me da la gana.

viernes, 25 de febrero de 2011

VIDAS POR PETRÓLEO


Si no me fallan mis lecturas, occidente es el único sitio del planeta donde ha cuajado la literatura utópica, esa en la que a un escritor le da por imaginar tierras inexistentes y modos inéditos de gobierno con los que conducir a la raza humana hacia su anhelo eterno de paz y concordia. Por soñar que no quede, pero lo cierto es que la mayoría de esos mundos ficticios eran verdaderos campos de trabajo inspirados en Esparta o en una Israel idealizada. Infiernos dictatoriales. Si algo hemos aprendido en los casi treinta siglos que van de Platón, padre del género, hasta George Orwell, es que el ansia de perfección social conduce a la tiranía. 
 
Tantas guerras, tanta sangre, tantas revoluciones han hecho de Occidente un mundo imperfecto, y eso es lo que nos salva. Impera la duda, la mezcolanza, el hedonismo. Lo cual, lejos de ser una carga, es nuestro más genuino valor. Nos lo hemos ganado a pulso. Somos enanos a hombros de los gigantes que nos precedieron. Por eso da vergüenza escuchar a nuestros dirigentes decir que “contemplan la posibilidad de imponer duras sanciones económicas” a Libia. Esperábamos algo más. Necesitamos algo más. 

La ONU ha de ser más que una enorme oficina donde colocar a traductores. O se convierte en los ojos y en los brazos de un gigante que nos libere de los tiranos o morirá de puro tedio. Para qué demonios queremos un monstruo que se asusta de los ratones. Lo que pone de manifiesto esta actitud es que también en Occidente vivimos bajo el velado yugo de una tiranía: el capitalismo. Una Libia corrupta, como un Egipto o un Irán o un Marruecos en manos de un sátrapa, resultan más rentables que en manos de una democracia. Pero puede que eso esté acabando. Algo se mueve. La utopía está en marcha. 


jueves, 24 de febrero de 2011

LITERATURA UTÓPICA



MAPA DE LUGARES QUE NUNCA EXISTIERON

Puede que el hombre sea un animal social, pero lo que está claro es que no tiene claro qué tipo de sociedad es la que le conviene para vivir en paz. De las que ha puesto en práctica, casi ninguna ha funcionado del todo bien, pero de las que ha soñado, casi todas eran un infierno de inhumanidad, donde el orden primaba sobre la libertad y las castas sobre la igualdad. No todas han sido así, pero casi. El que nada un poco sobre las aguas ya viejas de la literatura utópica llega a la conclusión de que hay que continuar soñando, hay que seguir inventando mundos. Vale. Pero sin olvidar que el que se duerme soñando con mundos perfectos se despierta en brazos de un tirano.

Para el que pueda interesarle, paso una relación, más o menos exhaustiva, de todos los libros que la historia conserva, total o parcialmente, sobre mundos posibles. Están tomados de mis lecturas personales y del libro Historia de la literatura utópica, de Raymond Trousson, Editorial Península, 1995.

martes, 22 de febrero de 2011

IMELDA

                         Imelda y Florián
Este es un artículo incómodo, escrito a vuelapluma sobre el respaldo de una silla de hospital. Un artículo que nace por dos circunstancias hospitalarias. Por un lado, el doctor Pedro Cavada acaba de anunciar el primer trasplante de cara realizado en España; por otro, no hace ni diez minutos que he dejado a mi mujer a las puertas de un quirófano. Ya sé que está en buenas manos, que la operación carece de importancia, que ella iba sonriendo y dándome ánimos, como si el enfermo fuera yo. Pero es precisamente esa sonrisa y esa fortaleza la que me ha dejado desarbolado; porque ella es un roble, pero a mí me temblaba hasta el aliento. Habría dado cualquier cosa por tener a mano al equipo del doctor Cavada para que me pusiera una cara que no trasparentase el miedo que le tengo al breve espacio en que ella no está. No ignoro que alguna vez en la vida todos hemos soñado con cambiar de cara. Curiosamente, cuanto más jóvenes menos satisfechos estamos con ella. Al menos a mí me ocurrió, acaso porque nunca fui lo que se dice un tipo guapo. Pero, mira por dónde, un día me sirvió para ligar mi vida a una mujer como no se puede pedir más, y hasta logré que se casara conmigo, por la cara. Ahora la he visto perderse tras una puerta de hospital y es como si al mundo se le parara el pulso. Me he quedado como un pasmarote frente a la puerta, pensando en que un día no muy lejano cambiaremos de cara como quien cambia de camisa, que los cirujanos no saldrán en los papeles sino cuando consigan trasplantes de alma y cirugía espiritual, y que todo eso importará un carajo mientras nos siga azuzando el miedo a perder la única cara que en verdad le da sentido a nuestras vidas. Hasta que no se abra esa puerta y me devuelvan la cara que yo me sé, yo solo soy un hombre sin rostro.
  

viernes, 18 de febrero de 2011

Schnauzi está en el cielo con diamantes

Uno de los venenos más dulces de los que se sirve la naturaleza para inmovilizarnos es la melancolía. Te inyecta no sé qué en la sangre que te lleva a pensar que el mundo entero es un muladar, pero a ti plín, como si se la machaca con un piano. Lo único que quieres es que el mundo se pare y bajarte en la próxima. Todo es tiniebla e indiferencia. Yo la he visto y me he perdido en ella. Pero un día, hace de esto muchísimos años, el poeta Benito Estrella me enseñó algo. Apagó las luces de una sala considerable, encendió una simple cerilla y la oscuridad retrocedió, haciendo un gran círculo sobre nosotros.

Es verdad que hay días en que parece que la oscuridad está a punto de ganar la batalla y amenazara con atravesar el círculo. Es verdad que si piensas en Schnauzi, ese cachorro martirizado por un estúpido sádico, sientes vergüenza de compartir raza, genes y aliento con gente de semejante pelaje. Pero no por eso hay que perderse en el mapa engañoso de la melancolía. Por cada tipo que martiriza a un animal, que pega a un niño, que mata a una mujer, por cada persona que pretende sacar provecho de la debilidad ajena, hay cientos de voces clamando una reparación, pidiendo justicia. He visto en estos días convertida la RED en un hervidero. Miles de ojos escandalizados por la exhibición fanfarrona del sadismo. Como si los aullidos de Schnauzi hubieran despertado las conciencias dormidas.

Y todos nos preguntamos ¿qué puedo hacer yo solo ante un mundo tan podrido como este? Pues bien, quizás todo sea posible si enciendes tu propia cerilla e iluminas tu pedacito de terreno, porque lo que está claro es que los imbéciles son legión, pero somos muchos más los que no estamos dispuestos a regresar a la oscuridad de las cavernas.

martes, 15 de febrero de 2011

NO ME LO TRAGO

Como se moría un pobre indio, mandaron llamar al cura. No hay ni qué contar las que pasó el pobre sacerdote para llegar al lecho del moribundo, atravesando kilómetros de selva guatemalteca. Y, encima, estando casi a las puertas, va y se le cae el viático. Menos mal que el cura resultó hombre de recursos. Arrancó el ala de una cucaracha y la hizo pasar por oblea. La puso en la lengua del moribundo. Se le pegó al paladar. Empezaron las toses y las arcadas. El cura decía: "Cree, hijo mío, cree". Y, de medio lado que pudo, el indio contestó: "creo, padre, pero no me lo trago".

Cuando me enteré que el Rey había sido elegido el personaje más grande de la historia de España me vino a la cabeza este cuento de Miguel Ángel Asturias.

No cuestiono que sea grande, pero mucho más grande es Gasol, por ejemplo, y no tiene sueldo oficial ni cargo hereditario. No deja de ser sorprendente la fascinación que la gente siente por el modo de vida Real, realmente fascinante. Pero lo que a mí me pasma es imaginarme a la gente en sus casas, mirando la tele gracias a la tecnología que otros inventaron; disfrutando de un ocio que costó ríos de sangre; velando el sueño de unos hijos que al día siguiente irán a un colegio gratuito y obligatorio sólo porque años atrás unos tipos se jugaron la vida para alcanzar ese privilegio exclusivos de señoritos, y que todo se lo haya tragado la indiferencia y el olvido. ¿Siglos de revoluciones, millones de vidas sacrificadas hasta lograr esto que con tanta indiferencia disfrutamos y, para una vez que nos preguntan, decimos que lo más grande que ha pasado por aquí ha sido el Rey?

Lo he visto con mis ojos, y lo creo. Pero no me lo trago.


viernes, 11 de febrero de 2011

ESPERANDO AL REVISOR

España no está ni siquiera entre las veinte naciones más poderosas del planeta y, sin embargo, si en el resto del mundo se viviera como se vive aquí harían falta tres planetas para abastecernos. Lo vienen advirtiendo los científicos y ningún político responsable lo ignora, pero, como tantas otras cosas que importan, se lo pasan por el forro de las promesas electorales. Los recursos no es que sean escasos, es que es torpe la manera de administrarlos.

Tranquilos, no voy a sumarme al coro de apocalípticos con el que nos desayunamos a diario, pero creo que con la que está cayendo en Oriente, en África, en Sudamérica, en Asia, nuestros políticos deberían ser listos y abrir los ojos y el corazón, antes de que nos abran a todos en canal. Se acabó el tiempo de ser conservadores, ya que por este camino pronto no habrá nada que conservar. Es tiempo de arriesgar y ser generosos.

Según las cuentas que se echa Occidente, lo seguro, cómodo y barato es amparar a gente como Mubarak, Nizayov, Mugabe, Kin Jong, Castro, quienes, además de mantener en la miseria a millones de ciudadanos, nos proveen de recursos a un precio razonable. Pero, ¿qué pasará si el mundo se contagia de esas ansias de libertad que le ha entrado a Egipto? Nuestro sistema no está preparado para soportar algo así. La solución es compleja: implica un serio ejercicio de revisión de los sistemas religiosos, políticos y económicos. Demasiada revisión para gente que no soporta revisores ni en el tren. Pero, en la era de Internet y los vuelos espaciales, no valen los paños calientes. Hay que exigirles a los políticos, a los economistas, a los mandamases, un nuevo sistema donde la democracia, la libertad, la riqueza no sean privilegio de unos pocos. Por pura supervivencia.


jueves, 10 de febrero de 2011

LO MALO DE TENER ESTÓMAGO

Pocas cosas me gustan tanto como tumbarme en la cama, sin hacer absolutamente nada, dejando vagar los pensamientos y con el estómago bien lleno. Es en esos instantes cuando tiene uno la sensación de que la vida merece la pena. A mi juicio, eso de “amaos los unos a los otros” es una frase dicha por alguien con las tripas en paz y en el secreto de que al cabo de unas horas le aguardaba una cena, aunque fuese la última.

Nadie escucha a los otros mientras no silencia los gritos de su estómago. Sólo con el estómago en calma la gente nos parece más guapa, los discursos más amables, el trabajo menos aborrecible y la patria un Edén, aunque vivas junto a un estercolero. Por el contrario, cuando el hambre aprieta, la gente es el enemigo; los discursos, palabrería; el trabajo, esclavitud, y la patria es un infierno del que hay que escapar aunque sea en pateras.

Ya decía Lin Yutang que el mejor camino hacia el corazón de un hombre pasa por su estómago. El estómago es la fábrica de todas las filosofías. El nos hace melancólicos, alegres, soñadores o revolucionaros. El fuego con el que estos días arde Oriente es en realidad un ardor de estómago. La gente tiene hambre. Vale que hay hambre de libertad, de mandar a tanto tirano a hacer puñetas, pero, es en un estómago insastifecho donde se gestan las revueltas.

Antes se decía que los españoles éramos muy viajeros y trabajadores, pero, desde que comemos caliente tres veces al día, se nos acabó el espíritu aventurero. Sólo la crisis hará que se desempolven las maletas.

Ya pueden hablar cuanto quieran los jefes de estado europeos y americanos respecto a la crisis de oriente. Oriente, África, India, Europa, en el fondo da igual. No habrá paz en el mundo civilizado mientras el resto del mundo no sienta paz en las tripas.

El problema es terrible, pero tiene solución. En realidad, el agujero de la crisis mundial se tapa con una cuchara. Lo malo es que hemos puesto esa cuchara en manos de gente sin corazón y sin alma, pero con un estómago a prueba de bombas.

viernes, 4 de febrero de 2011

BOCINA PARA DESPERTAR GILIPOLLAS

  Ánimo, compañeros, que ya estamos a un paso de lograr el título de “país con más gilipollas por metro cuadrado del hemisferio norte, sur y algún otro que aparezca a última hora”. No desfallezcáis que estamos a un tris de  conseguirlo. Vale que jugamos con ventaja, porque, entre unas cosas y otras, llevamos practicando casi toda la vida, pero no olvidéis que la competencia es feroz. Ahí está la Italia de Berlusconi, por ejemplo, que nos lleva a sus espaldas chupando rueda desde hace años y ni sacando a Rajoy por la tele a contar chistes como ese de “¿Medidas para crear empleo? Lo he escrito aquí pero no entiendo mi letra”, conseguíamos rebasarla. Menos mal que lo de Nacho Vigalondo y su broma de Twitter ha sido como un bocinazo que ha despertado de su modorra a todos los gilipollas de este país. Con esto hemos avanzado que no veas en el ranking de país meapilas y requetecursi.

Gracias amigos por tanta inquina, por tanta malababa, por tanto empujar para que este asunto tome la relevancia que merece. Echar pestes  porque Botín, Ángela Merkel, Sarkozy y toda la conservaduría de Europa feliciten a la izquierda española por los acuerdos económicos más tristes de nuestra historia reciente habría sido lo fácil. Lo meritorio es haber aunado al sector más rancio y al progresista en un mismo alarido contra ese comediante que ha hecho (tapen los oídos a los niños) un chiste sobre judíos. En su disculpa Vigalondo alega que estaba bebido, y yo le creo. Sólo estando muy borracho te puedes olvidar de que en España se permite insultar al Presidente o cagarte en Dios, en todos los santos, en la misma virgen santa y en el Papa de Roma, pero ojo con mentar a los pobres judíos porque se te echa encima una jauría de gilis rabiosos. 

Quizás no sea coincidencia que el mismo día que despedían a Vigalondo del País, la policía detuviera a Omar Chuick, el primer inmigrante que saltaba la valla de Ceuta…huyendo de España. La policía trató de convencer al inmigrante de que no es para tanto y que vivir aquí tiene muchas ventajas.

.- Dígame alguna, dijo el inmigrante.
.- Espere un minuto, respondió el agente, las he escrito aquí pero ahora no entiendo mi letra.

jueves, 3 de febrero de 2011

No es por molestar, pero a mí la esencia de nuestro patrimonio cultural me da grima



Bueno, vale, admito que me equivoqué. Confieso que, hasta hace bien poco, era de los que pensaba que el toreo era una barbaridad, qué le vamos a hacer. Yo era joven, los amigos, que son unos cabrones y no entienden de tradiciones, los libros que le llevan a uno por mal camino. En fin, que entre unas cosas y otras, caí de bruces en el pozo sin fondo del sentimentalismo.
Pero en el pecado llevo la penitencia: durante años he sido anti-taurino, pero, en mi descargo, tengo que decir que han sido unos años malísimos, nadando a contracorriente, arriesgándome incluso a que mi padre, acérrimo taurino, me desherede. Hasta que días atrás decidí sentarme a ponderar. Y ponderé. Y caí en la cuenta de mi torpeza cuando hombres sabios y de la talla de Joaquín Sabina y Vargas Llosa se declaran defensores de la Fiesta. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, digo yo.

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