quédese con el cambio: septiembre 2010

BARRA DE TITULO

jueves, 30 de septiembre de 2010

Un mal viaje

De repente el mundo ha empezado a moverse a toda velocidad. Quiero salir de esta habitación. Lo intento con rabia, con la desesperación que uno pone en despertar de un mal sueño, pero no puedo. Hay como un muro invisible con el que choco una y otra vez. De seguir así, voy a quebrarme la cabeza en el intento. Debo de estar perdiendo el juicio. Pasan a mi lado los paisajes, los pájaros, un pedazo de cielo que nunca es el mismo y, sin embargo, yo no me muevo de esta porción de espacio en el que he quedado atrapado. Y esta música, Dios mío, esta música como de prefacio de un Apocalipsis...

Algo parecido a esto es lo que debe de estar pensado la mosca que se me ha metido en el coche mientras repostaba en la última gasolinera.

Zorra mía II

Leído en El árbol de la ciencia, de Pío Baroja: “yo no creo, como Calderón, que el delito mayor del hombre sea el haber nacido. Esto me parece una tontería poética. El delito del hombre es hacer nacer”
Leído en las Memorias de ultratumba, de Chateaubriand: “después de la desgracia de nacer, no conozco otra mayor que la de dar la vida a otro ser humano”.

Hipótesis: qué sería del mundo si a todos los pobres de la Tierra les diera, en un unánime florecer del sentido de la responsabilidad, por no tener hijos. La Revolución. Los prejuicios religiosos y morales sufrirían un desternillante ataque de elasticidad como jamás se ha visto en la historia
Conjetura: el semen del pobre es un arma cargada de futuro.
Del libro inédito Zorra mía 

miércoles, 29 de septiembre de 2010

PERRO MUNDO

Me producen una profunda repugnancia los cadáveres de los hombres pudriéndose en las cunetas de las carreteras. Nada más tétrico que esas carreteras solitarias, oscuras, comarcales, en las que un hombre, joven aún, se retuerce de dolor, con el espinazo roto por un conductor temerario. Hay veces, es cierto, que parece que son ellos mismos quienes se nos lanzan, en una especie de suicidio incomprensible. Sobre todo es lamentable el aspecto de esos hombres sucios, abandonados, que han roto el lazo con la gran ciudad y vagan cimarrones por los campos, al acecho de las basuras que dejamos caer por las ventanillas. Cuando les alumbras con los faros, sus ojos salvajes parecen brillar con un fulgor terrorífico, casi sobrenatural.

Yo mismo atropellé en cierta ocasión a uno de estos hombres. No lo vi venir. Estaba muy oscuro y pareció salir de la boca misma de la noche. Tan sólo oí el violento chasquido de un golpe contra el alerón de mi automóvil y un crujido de huesos. Frené y, asustado, salí implorando no encontrarme con algún desenlace trágico, irreparable. Me encontré ante el cuerpo de un hombre nórdico, velludo, sucio, ensangrentado, que se desparramaba a unos metros de mí. No estaba muerto, pero el golpe destrozó su columna vertebral y era incapaz de moverse, tan siquiera de emitir algo más que un gemido. 

Con un poco de asco me acerqué a él. Miré su herida abierta, el leve temblor de sus dedos, la contorsión extraña de sus miembros. Y el lenguaje sonoro de sus ojos. Parecía como si quisiera hablar, como si pidiera algo en ese idioma universal del dolor. Venciendo mi repugnancia, traté de erguirle. Y era como un muñeco, un pelele arrollado por un destino con motor de explosión que él no llegaría nunca a comprender. Con cuidado, le volví a dejar en el suelo y regresé al coche. En un gesto de piedad, aceleré y pasé mis ruedas sobre aquella alfombra semiviva. Cuando volví a encender las luces, no miré por el retrovisor. Quise creer que, si alguna vez existiera un mundo de hombres, gastarían la misma compasión con nosotros, los perros.

Del libro Esa extraña familia de la que te hablé 

Apunte del natural


                                                         
   Día siguiente al desastre de la Armada Invencible.
Apoltronado en su trono el del rey de Inglaterra saborea una taza de té y medita:
.- Dios luchó de nuestro bando.

Apoltronado en su trono el rey de España, ante una taza de té que apenas toca, se dice:
.- El Diablo estaba de su parte.

Hundida sobre una silla de anea, en una cabaña en cualquier pueblo inglés o español, una mujer, ante el cadáver del hijo muerto en la batalla, se lamenta:
.- Dios me ha abandonado.

Catástrofe

Conversación escuchada en un bar:
.- ¿Tú quién querrías que se salvara en una catástrofe nuclear, 
suponiendo que sólo pudieran salvarse dos personas en todo el mundo?
.- Mis padres, dijo uno.
.- Jennifer López y yo, dijo otro.
El tercero se tomó su tiempo y luego dijo:  
.- Las dos personas responsables del desastre.

martes, 28 de septiembre de 2010

Zorra mía

Del libro Zorra mía - Diario de un poeta recién divorciado-, del que casi estoy seguro que ya nunca verá la luz más que por este medio. Novela que escribí hace varios años y que recogía en forma de diario los pensamientos de un poeta al que su señora dejó por otro hombre, de oficio más rentable. Si me decido, iré dejando pequeñas muestras. Como botón, este poema que el tipo escribió a su señora.
 
Las cosas han llegado a este punto:
Si ayer se horrorizaban los vecinos
con los golpes que nuestra cama insomne
daba al muro de nata de su alcoba,
hoy los escandaliza el griterío
de nuestras broncas en cualquier esquina
de la madrugada. Tiene el amor
estas aristas. Mas, si en los remotos
momentos de pasión, te llamé Hespéride,
Hetera de Leche, mal caballero
y peor poeta sería uno si, ahora
que todo acaba, te llamara Hija
de la Grandísima Puta, aunque bien
sabes que es graduación que te mereces.
Permite, sin embargo, que te llame
Mala Pécora Sin Corazón, Zorra
Despiadada, Furcia Infiel, y quedamos
los dos cumplidos. A final de cuentas,
tú te quedas el piso, los amigos,
la cubertería de plata, el coche,
la cuentas bancarias, el felpudo, el árbol
de Navidad, y hasta el perro se va
contigo, el muy traidor. Ya da igual.
Que te aprovechen. Pero, dame al menos
la maleta, zorra, que es de mi madre,
y mis discos de Serrat y Chet Baker,
y los libros de Cela y Paco Umbral,
que voy a colocarlos frente a este
par de cuernos que con tan mala industria
supiste endosarme. Ojalá te hiera
a ti la vida de asta entre las cachas,
y ojalá que te empitone el olvido
por todos los boquetes de tu carne,
(en especial, por ese ojo sin niña
y sin lagrimal donde nunca pude
abismarme, y vaya si lo intenté,
estrecha mía, pero tú erre que erre,
cerrada en banda, entre Dios y tu madre).

Convivencia



Ayer le mentí por vez primera. Después de treinta años de vida común. Ocurrió casi sin proponérmelo, por pura supervivencia. Se acercó a mí con la bandeja en la mano y dejó la taza de café con leche y galletas sobre la mesa. Recliné la cabeza hacia el hombro, saqué la mirada del libro y la hice subir por encima de los lentes, para mejor verla llegar. Una viejita, eso fue lo que pensé. Ese rostro plagado de canales secos, el caminar de hembra con los delirios sofocados, el tiritar leve de sus dedos fofos, las canas triunfando sobre el tinte ya vencido. Una viejita, en resumen. Qué miras, bobo, me dijo. Y yo le respondí: Me preguntaba cómo es que sigues tan bonita; me preguntaba si es que no tendrás escondido en alguna parte un pacto secreto con el diablo y no quieres compartirlo. Le mentí por puro instinto. Estuve rápido. Creo que ni se dio cuenta del quiebro que hizo mi pensamiento por no ofenderla. Ella sonrió tan dulce como siempre, esparció sobre la taza esa sonrisa suya del color del azúcar moreno y luego se retiró a la cocina. Lentamente, con sus pasos renqueantes de viejita, como si llevara sobre las espaldas el cadáver de la joven que fue. 
Por la noche, frente al televisor, yo seguía rumiando mi pequeña y primera traición. De repente, la miro y la descubro con la mirada amansada y como dormida sobre mis ojos. Qué ocurre, le dije. Nada, respondió. Tan sólo me preguntaba cómo es que sigues tan como antes, como si el tiempo se hubiera olvidado de ti. Yo le sonreí de puro espanto, pero me levanté y me retiré al aseo, a palparme la piel reseca y a camuflar un amago de lágrimas.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Pura envidia



La envidia es como esas barritas de incienso que una vez que se les prende la punta ya no se detienen hasta consumirse por entero; y, al igual que ellas, se basta y se sobra para apestar toda una casa, toda una vida, toda una raza.

Hijos de Electra

Algunos aún no creen en ella o se comportan como ingenuos en su presencia. La ignoran o, en el mejor de los casos, la temen. No saben que salió de su planeta hace cientos de años a conquistar galaxias. No me pregunten de qué planeta les hablo, pues mi ignorancia al respecto es absoluta, por más que esa ignorancia la sienta en el pecho como una frustración dolorosa. Pero estoy en condiciones de afirmar que llegó a la Tierra no hace más de doscientos años, proveniente de un lugar remotísimo de donde han de venir legiones. Créanlo, es un monstruo hermafrodita con apariencia femenina, siempre preñada, siempre invisible, pero con brazo varón y guerrillero.

Su audacia es tal que a poco de su aterrizaje se coló en la casa de un hombre de ciencia y éste la presentó al mundo como un descubrimiento propio. Cayó en la trampa, y con él el resto del mundo. Su conquista es pasiva, sin prisas, sin partes de guerra, sin bajas: perfecta. El objetivo primero fue el mundo occidental, a sabiendas de que lo demás vendría de corrido. No cabe la anarquía en sus cábalas: ya están en sus manos los hospitales, las centrales manufactureras, los colegios y las universidades, el ocio, la tecnología; la vida, en resumen. Pronto, muy pronto, su voluntad nos regirá como un yugo incorpóreo del que no podremos redimirnos ni en sueños. En ese instante el ciclo se habrá colmado. Caeremos para siempre entre sus garras. Esclavos de una voluntad de la que desconocemos los fines. Opinarán acaso que estoy loco sólo porque no pueden tocar sin estremecimiento aquello de lo que les hablo. No les recriminaré que aparten con lástima la vista de mí mientras les advierto; algunos aún no creen en ella; otros, los más ingenuos, creen dominarla sólo porque le pusieron un nombre: electricidad.


(El próximo 1 de octubre de 2010 sube el recibo de la luz un 4,8%, y toca callar y aflojar cartera)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Humor en Sodoma

 El Dios del Antiguo Testamento tiene fama de agrio y vengativo, pero la verdad es que, cuando se lo propone, gasta maneras de humorista fino, con su punta de recochineo y todo: ¿quién sino cree usted que chistó a las espaldas de la mujer de Lot cuando huía de Sodoma?

viernes, 24 de septiembre de 2010

Conócete a ti mismo

                                                       Conócete a ti mismo, y triunfa.

Un gusano joven pasea por el jardín. En su camino encuentra una botella de cristal vacía y decide meterse dentro. Reflejado sobre la pared cóncava de cristal, descubre por primera vez su rostro y su cuerpo. Son enormes, casi los de un gigante. Nadie le había advertido que era un coloso. El asombro le arranca un suspiro que el eco de la botella convierte en grito impresionante. Todo en él es potencia y brío. Entonces, de qué tener miedo, por qué ese continuo arrastrarse por el suelo, escondido entre la hierba, con el miedo siempre en el cuerpo, ovillándose ante el menor ruido.


Se acabó.  Ha descubierto el gran secreto de la vida: conócete a ti mismo, y triunfa.
 Sale de la botella transformado, con el ánimo bravucón y el paso altanero, dispuesto a plantar cara a la adversidad. De ahora en adelante marchará sobre las rocas, como un tigre. Serán los otros quienes se aparten de su camino cuando le vean desfilar por el jardín como un pavo real.

Con estos pensamientos zumbándole en la sesera asienta con fuerza sus patitas sobre el suelo, alza la cabeza, abre la boca dispuesto a cantarle las cuarenta al mundo...pasa por allí un pájaro, lo ve contoneándose sobre una piedrecilla, y se lo come.

jueves, 23 de septiembre de 2010

collage

 Ideas para un collage irónico-metafísico:


1.- Dios vomitó al mundo es seis espasmos y al séptimo inventó el optalidón, y descansó. Hasta la presente.

2.- Adán y Eva son la metáfora de Oriente y Occidente. Entre ambos poblaron el mundo: ese es su pecado original.

3.- Después de siete años de noviazgo llegó a odiarla hasta el extremo de que sólo le deseaba lo peor. Por eso se casó con ella.

4.- Los orgasmos son la entrega por fascículos del Paraíso.

5.- La monarquía es como los pasos de Semana Santa: unos cuantos soportan el peso sobre sus hombros al grito de “al cielo con ella”, orgullosos de su condición de animales de carga.

6.- A la incapacidad humana de superar los errores los bobos la llaman tradición.

7.- Los hijos son el tributo que se cobra nuestra vanidad.

Malentendido

En el Arca de Noé todos tienen pareja. Navegan sin saber a dónde, pero son dichosos en medio de ese océano que de pronto se ha tragado al mundo llenándolo de humedad y salitre. Por las noches, el Arca desprende un arrullo amoroso que apenas sofoca el golpeteo del agua contra los lomos de la nave. Todos tienen en el Arca un pecho ajeno donde dormir, un pico, un belfo, un hocico parejo con el que ir soñando en repoblar la Tierra. Todos, menos el pobre palomo, que anda muriéndose de celos en su jaula de mimbre. Por qué precisamente ahora, que ha dejado de llover, se llega Noé hasta la jaula y se lleva a la paloma, separándola de su natural marido. ¿Acaso no es él cumplidor como el que más? ¿Acaso han encontrado mejor sujeto con el que emparejarla? ¿Presentó acaso la paloma alguna queja ante Noé? Cuántas dudas, cuántos celos, cuánta soledad en medio de aquel reducto de tablas elegido por Dios para llenar de amor el mundo.
Mal comienzo para un mundo nuevo.

quédese con el cambio

Este fue mi primer trabajo. Corría el año 1970.
   
Ese afán por dividir en derechas e izquierdas, en rojos y azules, en gitanos  y payos, me parecen zarandajas con las que confundir al personal. Si de hacer divisiones se trata, yo, que pienso como tabernero viejo, la haría entre los que convierten las palabras en una barra y los que convierten cada diferencia en una mesa de tertulia. 

Me gusta imaginar mi vida como si fuera la visita a una taberna. No sé quién es el dueño ni quién organizó la decoración, ni me interesa demasiado. No voy a pedir el libro de reclamaciones por no saber eso del mismo modo que no lo pediré porque el local se esté llenando de muchachas jóvenes que no me hacen ni puñetero caso. La cuestión es que me gusta el sitio. Aquí he visto actuar en directo a Triana, a Asfalto, a Tequila y Morís. Aquí he visto envejecer a mis padres, aquí bailé sin música una noche de adolescencia hasta robarle a una muchacha un beso, he conocido la amistad, el amor no me cansa, me han traicionado y he traicionado, vaya una cosa por la otra. 

En fin, que el local no está mal, el ambiente es agradable y los aperitivos tienen su gracia. Lo que no soporto es cuando el servicio flojea y el encargado de turno pretende excusarse argumentando que ya me compensará con una fiesta eterna en otro local más grande y hermoso. Bobadas. No es que no me fíe. Es sólo que me irrita pensar cómo podría ser esta taberna si no fuera por la malicia de unos pocos y la desidia de unos muchos. 

Sabemos desde hace siglos que el sistema no funciona, pero cambiamos de encargado en vez de cambiar de sistema. Pues bien, yo prefiero gastarme hasta la última moneda en este aquí y ahora que tengo entre las manos, a condición de que me atiendan como Dios manda, y dejar el alma, el paraíso y la eternidad de propinas al camarero. 

Mi copa bien llena de presente, y quédese usted con el cambio.

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