quédese con el cambio: agosto 2012

BARRA DE TITULO

viernes, 31 de agosto de 2012

YO TAMBIÉN ME MUERO


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 Ruiz Mateo se niega a declarar ante la justicia porque dice que se está muriendo. Y es cierto. Se muere. Y yo. Y usted. Lástima que haya tardado en percatarse. Le pasa a casi todos los delincuentes con pretensiones místicas, que justo cuando tienen que rendir cuentas reparan en que la suya es carne mortal, y se acogen a sagrado. Qué fastidio ser rico y descubrirse caduco. Si lo hubiera advertido antes se habría ahorrado levantar un imperio económico para ponerlo solo al servicio de su vanidad. Le habría dado ocasión a descubrir que apenas hay una cosa más grande que tu felicidad: hacer felices a los demás.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Bebe y Loquillo en directo

 
La luna brillaba a medias. Y al entrar al patio de armas del castillo se tenía la sensación de estar en el escenario de una película ya vista. Una película antigua y con un guión sin sorpresas. Arena y polvo, barras de latón y cervezas en vasos de plástico. Murmullo de gentes sobre una música de fondo con acordes de un Dylan mesiánico y algo fuera de lugar. Mil personas en un espectáculo para el que años atrás no habría bastado un mediano campo de fútbol. Es el instante en que uno se pregunta: ¿en qué piensas Ángel Romero, qué espíritu, qué hado te mantiene aún al frente de este negocio del cual ya han huido hasta las ratas?

Alguien hace callar a Dylan. Luego se apagan las luces. Y los focos iluminan el escenario sobre el que han surgido de la nada unos tipos armados de guitarras y percusiones. A los primeros acordes la gente se arremolina y se agolpa. Somos zombis en busca de un muerdo de emociones nuevas. Aparece Bebe y se escucha un romper de aplausos.

sábado, 25 de agosto de 2012

EL HOMBRE QUE NO QUISO SER PACO PÉREZ



Paco Pérez era seis meses mayor que mi padre, pero yo lo sentía como el hermano que guardaba en los bolsillos del gabán los secretos del tiempo. Luego resultó que su secreto no tenía nada que ver con la naturaleza del tiempo sino con el prodigio de parir palabras con la yema de los dedos. Porque Paco Pérez tuvo la ocurrencia de querer ser escritor. Escritor o nada. Y para un muchacho de provincias que no ha pisado jamás una universidad, hijo de madre soltera, con lo que eso significaba entonces, querer ser escritor era como querer ser astronauta. Un imposible. Fue Cela el que le dijo que para ser escritor en España no basta el talento, te exigen que hagas de ti mismo un personaje y que te inmoles con él. Y se dedicó a ello con ahínco.

viernes, 24 de agosto de 2012

El caballo de Turín

 
El sábado 25 de agosto se cumplen 112 años de la muerte de Nietzsche
Yo soy un caballo con una vida de mierda. Puede que de potrillo tuviera uno o dos días de cierta felicidad trotona que ya no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que mi madre se encargó bien pronto de ponerme los pies en la tierra con su relincho amargo: agacha la cabeza, decía, rumia en silencio tu puñado de hierba y reza para que tu vida no sea demasiado larga.

sábado, 18 de agosto de 2012

A PLENA LUZ DEL DÍA


Foto de Imelda, tomada en una calle de Florencia
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía encontraron ayer a un joven vagando por el centro de la ciudad con claros síntomas de ofuscación tras haber sido asaltado, a plena luz del día, por sus propias dudas. No me esperaba esto de mí mismo, ha confesado a este periódico G.C.E., la víctima, que prefiere mantenerse en el anonimato.

sábado, 11 de agosto de 2012

SAFARI EN ROMA




Roma en agosto es un roquedal que canta en sol sostenido su canción eterna. Tan sostenido que ni por las noches refresca. Por agosto en Roma ejercen su imperio los mosquitos, las chicharras y los turistas. Una legión de turistas armados de chanclas y cámaras fotográficas que disparan sus flases y su asombro a un rebaño de edificios colosales, exhaustos y dóciles como leones de zoológico. Roma es un safari. Un parque temático donde el reclamo es la historia, el arte, y los espaguetis.

viernes, 3 de agosto de 2012

AMIGO SIMBAD

Las mil y una noches
 A Simbad el marino le engañaron las sirenas. Arrimaron una caracola a su oído jurándole que escucharía la voz de las princesas de Samarkanda y lo que escuchó fue un waka waka que le quebró el sentido. Sonámbulo, se alejó del mar y acabó varado en una taberna de Almendralejo. Lo sé porque aquella taberna era la de mi padre.Cuando le conocí, allá por los años setenta, ya era un anciano. Ni siquiera recordaba que una vez habia sido el gran Simbad. Se camuflaba en la piel de un ex marinero franquista al que todos llamaban Rafael Álvarez, alias el Lancha. No es fácil después de haberle peinado el pellejo a los mares y de que las palabras de amor pronunciadas en tantos diomas te hagan estalactitas de miel en el cielo de la boca, acabar tu vida jugando al dominó en un bar de tierra adentro.

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