Si un extraterrestre, por un casual, parase a repostar en España y preguntara al gasolinero qué significa esa hilera de gente acompañando en procesión a una figura de madera, el gasolinero se vería en un serio aprieto. El traje y los ornatos son de una riqueza manifiesta, con lo que el extraterrestre, con esa lógica que gastan los que han estudiado en galaxias muy, muy lejanas, concluirá que somos un pueblo la mar de rico.
Pues no, mire usted –dice el gasolinero-, no sólo nos llega el agua al cuello sino que estamos con un pie en la ruina y el otro en la miseria.