quédese con el cambio: octubre 2016

BARRA DE TITULO

martes, 25 de octubre de 2016

[AVISO IMPORTANTE] MI BLOG SE MUDA ¿QUIERES VISITAR MI NUEVA CASA VIRTUAL?

Ha llovido mucho desde que allá por 2010 me decidiera a adentrarme en el universo de la blogosfera. Y ha llegado el momento de hacer algunos cambios que quiero compartir contigo que me sigues desde hace tanto tiempo.

Mi nueva casa virtual hace honor al nombre que siempre quise para este blog, Quédese con el cambio, y tiene un diseño y estructura mucha más acorde con lo que ahora hago, más centrado en las magia de las palabras, los diccionarios, la literatura y el teatro.

Quiero invitarte a que me visites y a que, si te sigue apeteciendo seguirme, te suscribas en el formulario de suscripción que encontrarás en mi nueva web, entre otras cosas porque este antiguo blog no me permit recuperar los correos electrónicos de quienes me habéis seguido hasta aquí.

Y sin más te dejo mi dirección. Te espero dentro. Y me encantará recibir cualquier comentario con tus impresiones sobre este nuevo espacio virtual para Quédese con el cambio.




miércoles, 19 de octubre de 2016

DE CÓMO LA NECESIDAD SE DOBLEGÓ ANTE LOS HUEVOS



Cuando decimos que “para hacer una tortilla hay que romper los huevos”, sabemos que esos huevos se escriben con hache y con uve. Lo que ya no es tan del dominio general es que cuando decimos que una cosa se hace “por huevos”, esos huevos, en realidad, deberían escribirse sin hache y con b, es decir, por uebos. Y es que son palabras distintas. O lo fueron. Huevos de distinta gallina etimológica. Los primeros, los huevos de la tortilla, provienen de la palabra latina ŏvum, que sí significaba huevo; el segundo, de ŏpus, que significaba necesidad.

¿Y cómo se llega de la necesidad al huevo? Pues por el milagro de la evolución fonética. Por el mismo proceso que la palabra latina pŏpulu al pasar al romance se convirtió en pueblo, la palabra ŏpus devino en uebos.  La ŏ breve inicial diptonga en ue, la p intervocálica se convierte en b y la u final se abre hasta convertirse en o. Un proceso mil veces repetido.

miércoles, 12 de octubre de 2016

DEL AMIGO ÁNSAR, DEL PASO DE LA OCA Y DE LOS GIGANTES DE OTROS MUNDOS


Con perdón del expresidente Aznar, la palabra ánsar significa ganso. Así lo llamaban los latinos, ansar, anseris, y aunque ya hace mucho que solo Bush usa esta palabra, sigue figurando en el diccionario de la lengua española como sinónimo de ganso. Lo viene haciendo desde 1495 en que Nebrija las dio por sinónimas, y no hay motivo para dejar de hacerlo, pues en esa palabra hay escrita una parte de nuestra historia.
Para empezar, hay que entender que para nuestros antepasados decir ánsar, pato y ganso era una misma cosa. Así el Autoridades de 1737 recoge el refrán “pato, ganso y ansarón, tres cosas suenan y una son”, que era su modo de reírse de los que repiten inútilmente los conceptos.   

miércoles, 5 de octubre de 2016

EL SANGUINARIO SECRETO DEL CICLÁN

Parece mentira que una palabra tan pequeña encierre una desgracia tan grande. Ciclán. Ha hecho desdichada la vida de muchos. En algunas partes del mundo continúa siendo un surtidor interminable de tristezas. A algunos ha llevado al suicidio. A otros, al deshonor y la vergüenza. Y a otros los hizo curas. No es una broma. Lo cuenta Mose Arragel de Guadlfajara en su Traducción y glosas de la Biblia de Alba, escritas en 1422, donde asegura que “el señor Maestre dice que este alguacil era ciclán y, así como lo castraron, tomó en sí vergüenza y metiose monje en uno de los templos, y fue allí ministro y preste”.   
En efecto, ciclán es un castrado.

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