A partir del próximo otoño será posible viajar en tren sin
escuchar más ruido que el de tus propios pensamientos. Por supuesto no será en
todos los trenes. Solo en AVE y en un vagón especial, el de cola, al que van a
llamar Vagón del Silencio. Un viaje sin móviles, sin niños, sin música de
fondo. Sin ocasionales vecinos impertinentes. Solo el silencio. Soy defensor
del transporte público, pero aún lo soy más del silencio y del, por favor, no
molesten.
Después de varios
viajes de largo recorrido por autobús, acorralado entre películas de video a
todo volumen y conversaciones telefónicas de gente contando a voz en grito las
disfunciones de su vesícula, se le atenúa a uno la voluntad ecologista y acaba
recurriendo al coche. La mala educación es sicaria de las petroleras. Es
preferible el calentamiento global a la mala hostia particular. Te mandan
directamente a la soledad de tu coche, único reducto del silencio voluntario.