quédese con el cambio: junio 2013

BARRA DE TITULO

domingo, 30 de junio de 2013

ODA A LA MIRINDA

—Pues muy mal, señorita —dijo el señor Rafael—, la literatura hay que airearla. En el cajón, entre lo oscuro y lo húmedo, se le puede pudrir una metáfora y dar al traste con todo un cuento, incluso con toda una novela. Ya decía el bueno de Mairena que lo inédito es como un pecado que no se confiesa y se nos pudre en el alma, y toda ella la contamina y corrompe   —nunca he sabido de dónde sacaría memoria aquel hombre para tantas cosas.
—A ver, Paco, trae algo de beber a la señorita.
—Qué va a ser.
—Una mirinda de naranja, por favor.
 La mirinda era por entonces todo un símbolo, una bebida carismática, pequeñoburguesa, alegre y nacional, donde podía uno encontrarse, en el vientre cóncavo de sus chapas, con el obsequio de un disco de los de moda, un rayo de sol, oh, oh, oh, me lo dio tu amor, o bailemos el bimbóm, bimbóm, que está causando sensación. Mirinda, si se pronuncia con detenimiento y esmero, es una palabra bella, sonora, que bien podría haberla ostentado con orgullo cualquier señorita de postín. Mirinda Rodríguez Portello, para servirle a usted.

Y yo le puse la mirinda de naranja. (...)

fragmento de la novela Teoría del fracaso

viernes, 28 de junio de 2013

NI POESIAS NI HOSTIAS

Al gobierno, a cualquier gobierno en cualquier época y lugar, le pasa como a Neruda, que le gustas cuando callas porque estás como ausente. Y un cuerpo ausente y calladito resulta más gobernable que uno tangible pero ruidoso y reclamón. A los señores del gobierno les levantas jaquecas con tus reclamaciones y tus consignas.

viernes, 21 de junio de 2013

A LA QUE VAMOS

Queridos padres, me alegraré que al recibo de estas cuatro letras se encuentren bien, yo bien, a Dios gracias. Les ruego no tomen a mal estas demoras, ni me olvidé ni les perdí el respeto, es sólo que por aquí el tiempo libre no sobra, amén de que cada día cuesta más encontrar uno que entienda las cuatro reglas, ni les cuento uno que sepa escribir sin tachones y que no cobre un pico por copiar estas letras que de tarde en tarde les envío.

viernes, 14 de junio de 2013

La Biblia del Oso



Tuve una novia sosipava que el mejor recuerdo que me dejó fue el de una Biblia que su madre guardaba en el revistero de la televisión. A la madre le extrañaba que yo aprovechase las esperas para zambullirme en la lectura de ese libro sin estampas. No entiendo, hijo mío, me decía la señora, cómo siendo tan apasionado de la Biblia has salido tan poco creyente. Pues por eso mismo, señora, por eso mismo, le decía yo.

viernes, 7 de junio de 2013

CUENTOS CHINOS

Una vez sabido que el maestro shaolín de Bilbao es un asesino de catálogo, más tópico que un fular en el Primavera Sound, son muchos los que aseguran que de maestro tenía poquito, de monje menos y de shaolín nada. Incluso hay quienes sospechan que ni siquiera es de Bilbao. La Federación Española de Kárate no le reconoce el título de campeón de España, ni el Shaolin Temple Spain admite contarle entre sus maestros. No me extrañaría que sus contrincantes demostraran que los videos que colgaba en youtube tienen más retoques que la cadera del rey y que pegaba como una niña. Donde sí hay coincidencia es en lo de que estaba más colgado que los guantes de Poli Díaz . A toro pasado somos todos muy sagaces, todos sabíamos que los de Milli Vanilli cantaban en playback y que la tesis de Urdangarin la escribía un negro.

miércoles, 5 de junio de 2013

Muerte de un niño guapo. Sobre Copito de Nieve.

Publicado en la muerte de Copito de Nieve, lo rescato hoy, con motivo de esa noticia en la que, al parecer, unos científicos han aclarado el motivo de su albinismo que es, dicho sea de paso, semejante al por qué muchos borbones salían tal que así: porque se casaban entre ellos...
Muerte de un niño guapo. Septiembre del 2003
Yo tenía siete años y él poco más de cinco cuando nos vimos por primera vez, pero ya por entonces me sacaba dos palmos de estatura y refulgía en sus ojos el brillo inconfundible de los que han nacido para triunfar. Nos acercamos hasta el umbral de su ventana porque mi padre puso un interés desbarajustado en mostrarme aquella rareza, quizá para que aprendiera lo que era bueno y quizá también por ver si yo tomaba ejemplo de aquel niño mono que antes de terminar la dentición ya ganaba dinero a espuertas mostrando su sonrisa salvaje a la prensa.

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