No es lo mismo protagonista que héroe. Los locutores deportivos y las
crónicas de cine nos confunden con esa manía de llamar héroe a cualquier
personaje del que se cuenta una historia. Pero todas las historias no son
historias heroicas. Por el contrario, en muchas, el protagonista, Dexter, El
padrino, lejos de ser un héroe, es un villano.
Ser protagonista es en cierto modo fácil. Basta que te siga la cámara o que
te siga la lengua de un narrador. Ser héroe es otra cosa. En la raíz de la
palabra héroe va implícito el sentido de servir y proteger y conlleva una
ineludible carga de sacrificio. Si en la aventura que corres no hay nada en
juego, no es aventura sino camping. Si existe un peligro, pero sólo para tus
intereses personales, tampoco es heroísmo sino biografía. Y si se da el caso de
que en tu aventura salen beneficiados unos terceros, pero sin coste alguno por
tu parte, es decir, sin sacrificio, tampoco es heroísmo sino carambola.
Un esclarecedor ejemplo. Durante las Olimpiadas del 36 encontramos a Hitler
en el claro papel de supervillano. El papel protagonista lo interpreta Jesses
Owens, el negro que amargó la vida al villano consiguiendo cuatro medallas de
oro. Muchos confunden esta gesta deportiva con un acto heroico pero, en
realidad, el auténtico papel de héroe lo interpretó Luz Long, el soldado alemán
que, poniendo en riesgo su vida y sacrificando su futuro como atleta, decidió
no obedecer las órdenes de Hitler, ayudando a Owens en pista e incluso
felicitándole en lo alto del pódium ante los ojos atónitos de lo más granado
del nazismo.
Lo que pretenden los cuentos populares y el cine moderno de aventuras con
estos personajes de villano y de héroe es mostrarnos las cotas a las que puede
alzarse o descender nuestra naturaleza. Pero tanto uno como otro son dos
extremos. Lo normal, en los cuentos como en la vida real, es el personaje que
ni fu ni fa, el que pasa de aventuras, el que no conoce mayor hazaña que vivir
su vida sin dañar ni ser dañado.
Y luego están los que sin tener el don de la
heroicidad ni el coraje suficiente para ser un villano manifiesto aprovechan la
ausencia del héroe o la debilidad de las víctimas para hacerse pasar por lo que
no son. El falso héroe. Raramente pone en peligro mortal a las víctimas, pero
es un personaje tan peligroso como el mismo villano ya que, tarde o temprano,
acaba descubriéndose su falsedad, siembra el desánimo entre la gente que confió
en él y acarrea desprestigio a la figura del héroe. Es ese personaje que alardea
de ser el héroe más honrado y austero, el que presume de rescatar a la princesa
por el honorario más bajo, el que dice viajar en borrico viajando en realidad
en corcel de lujo, el que asegura que para calmar al dragón hay que hacer un
sacrificio colectivo, confundiendo colectivo con la segunda persona del plural
y las arcas públicas con la cueva de Alí Babá. Suele ser un soberbio que ni
siquiera es consciente del terrible daño que hace a la comunidad. Por eso
es tan peligroso.
Publicado en el diario HOY el sábado 22 de noviembre del 2014
Pues, independieentemente de que, como siempre me encanta leerte, me atrevería a señalar al villano de moda y que quiere pasar como héroe. Pero de la misma manera que tú no mencionas su nombre, yo tampoco voy a hacerlo por aquello de: al buen entendedor...con pocas palabras basta. Saludos.
ResponderEliminarEn la vida real, hay muchos villanos creyéndose héroes en su vida personal. Aquellos que se quejan de su infelicidad, de la falta y ausencía de amor y de cariño de su pareja. De la muerte de sentimientos que ya no pueden revivír. De dar por perdído el mayor deséo del amor. De vivír una rutína insoportable. De no tolerárse.
ResponderEliminarSon héroes por seguir vivíendo una grán mentíra e hipocresía? Por guardar las apariéncias, por el qué dirán! Son héroes por renunciar a vivir con amor sincero? Por no alterar la vída egoista de quienes le han convencido y manipúlado para que cambién hasta sus propíos sentimiéntos? Por seguir a toda costa, manteniéndo ésa ideal y convencional familía?
No son héroes, sino villános, son cobardes, tiénen miédo, prefieren seguír así vivíendo. Son incapaces de renunciar a todas sus pertenéncías, comodídades acumuládas, conseguidas con tánto esfuerzo, a lo largo de muchos días, de muchos años.
Son villanos porque siguen mintiéndo, en su fuéro intérno, siguen soñándo, anelándo a ése amor al que renunciáron.