Nuestras voces se alzan. Nuestros
cielos se llenan de banderas. De banderas y de grandes carteles con la leyenda,
hay niños que nunca podrán sonreír.
Morirán antes. Gallardón, borra el aborto, ¡ahora!
Qué genio. Dogmatizar sobre
lo divino y sobre lo humano. Trazar carriles para la vida ajena. Qué cansado
vivir el de esta gente. Tan poca cosa como somos y la de energías que gastan en
importunar a los demás. Discrepar, mata. El sexo, caca. Abortar, pecado. La
falda, por debajo de la rodilla. La inteligencia, por debajo de las cejas. Las
manos, arriba que van al pan. Como las moscas de la siesta. Yo no duermo, pues
tú tampoco. Entiéndaseme, no escribo desde el descreimiento. Un servidor cada
día es más creyente. Creo en la multiplicación de los desmanes y de las heces
(lo veo a diario). Creo en el viagra y la resurrección de la carne (esto es de
oídas). Creo que un día el sentido común se hará carne y reinará por siempre
entre los hombres de buena voluntad. Por creer, hasta creo que se dejará de
hablar de Mourinho y podré regresar a los bares.
En verdad, en verdad os digo
que de existir un cielo de hombres buenos, Bertrand Russell sería su profeta. Hoy
es su aniversario. Y avergüenza pensar que en los años treinta escribió “Nuestra moral oficial ha sido formulada por
sacerdotes y por mujeres mentalmente esclavizados. Ya es hora de que las
personas que vayan a participar en la vida normal del mundo aprendan a rebelarse
contra esta idiotez enfermiza”. Pobre Russell. Llevaba el reloj mil años
adelantado. Hay niños que nunca podrán sonreír porque nunca van a nacer. Vale. Preocupaos
entonces de los que sí han nacido. El mundo está lleno de ellos. De niños y de
adultos. Que sonrían, que coman, que trabajen y que vivan sus vidas en paz. ¡Ahora!
Publicado en El periódico Extremadura el 18 de mayo del 2013
Publicado en la Crónica de Badajoz el 18 de mayo del 2013
Publicado en La información. com
Publicado en la Crónica de Badajoz el 18 de mayo del 2013
Publicado en La información. com
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