Desde la ventana veo a un perro escarbando la arena del parque y escondiendo
luego cualquier cosa dentro. A mí me parece un esfuerzo de perro tonto, porque
junto al perro está el amo, con su bolsita para recoger la caca y todo, lo que evidencia
dos cosas: una, que el hueso o las galletitas vitamínicas le esperan en casa; y
dos, que las molestias que se ha tomado han sido un alarde innecesario, máxime
cuando ni siquiera había perras delante. Habría sido más inteligente si ese
esfuerzo y ese tiempo lo hubiera dedicado a limarse las uñas, irse por ahí a
oler traseros o sacarse unos estudios. Pero, oye, allá cada cual, él sabrá sus
motivos.
Sin embargo, ahí está el punto, en los motivos. Seguro que si ahora me
levanto y me acerco a preguntarle me contestará que no, que ni lo sabe ni le
interesa, que los perros no están aquí para hacerse preguntas ni para hacer su
santa voluntad sino para obedecer a los instintos, léase, la Naturaleza. Y a mí
la Naturaleza, así en mayúscula, me mosquea y me pone en alerta. Hasta el día
de hoy, de ella lo único que tengo son pruebas de que yo como especie le
importo sólo relativamente pero como individuo le importo una mierda, con
perdón.
Eso que llamamos instintos son la hoja de ruta que la
Naturaleza ha insertado en el ADN de cada especie, no sabemos bien con qué
objetivo ni hacia dónde. Replantearse y discutir esos objetivos es a lo que llamamos
Humanidad. Es lo que diferencia a ese perro que escarba de este hombre que
escribe. Sin embargo, mucha gente se escandaliza cuando uno rechaza comportarse
como un perro y le planta cara a la Naturaleza. El instinto es ese aluvión ante
el cual dejarse arrastrar es lo cómodo, pero la civilización nace con la
desobediencia. Cuanto más civilizado, más dispuesto al análisis y a preguntarse
los por qué y los para qué. Sobre la
maternidad, por ejemplo.
Yo admiro a esas mujeres que anteponen su voz a la del instinto. Las admiro
tanto que me casé con una. Por eso sé que no lo tienen fácil. Cada día se les
obliga a justificar su decisión, se les mira como a desertoras, egoístas que
renuncian por propio beneficio a un plan comunal, a un designio divino. Les
dicen que la maternidad es lo más importante que les va a pasar en la vida,
pero digo yo que no será tan importante cuando para ser padres no piden ni
carnet de manipulador de alimentos.
Cualquier patán puede ser padre; lo que no podrá nunca es cuadrarse ante Natura
y decirle: aquí decido yo. A las mujeres que sí lo hacen se les llama
Generación NoMo, del inglés Not Mothers, pero igualmente se les podía haber
llamado Con Un Par. Decretan su propio destino. Hay que ser muy Hombre para ser
una mujer así. No es cuestión de escoger
entre un oficio y un hijo o entre una comodidad y un sacrificio. Se trata de
reflexionar y decidir. Eso es lo que les da valor como personas, por lo mismo
que a nosotros nos los da como civilización el aceptar sin ambages lo que sea
que decidan. Es un camelo eso de que uno ha venido aquí sólo para
procrearse. A otro perro con ese hueso.
Publicado
en el diario HOY el sábado, 13 de septiembre de 2014
Excelente! Bravo Florián, me ha encantado! Y a mi novia también jeje. A nuestros 36 años parece que tenemos que ir pidiendo continuamente perdón porque no nos apetece tener hijos. No digo que no nos pudiera hacer ilusión algún día pero no nos apetece y punto. Como bien escribes todo el mundo merece que se respeten sus decisiones. Saludos!
ResponderEliminarLo que siempre me ha dejado perplejo es la falta de tacto de la gente con este tema. Una mujer de 40 y tantos, casada y sin hijos, a la que se le acerca otra (u otro) y le pregunta: "¿No tienes hijos? Pues una mujer sin hijos es como un jardín sin flores". Así, literal como os lo cuento. Sin saber si se trata de una mujer que lleva gastado mil es de dineros tiempos y sufrimientos para poder tenerlos o si es una persona que, simplemente, ha decidido no tenerlos y vivir.
ResponderEliminarEstando completamente de acuerdo con todas y cada una de tus palabras.... me gustaría también lanzar una lanza a favor de todas esas mujeres que intentan compatibilizar su voz con su instinto.....que eligen ser madres sin querer renunciar a sus aspiraciones profesionales y tambien personales.....porque ser madre no significa dejar de ser persona....amiga....amante.....compañera....y bien es cierto que no lo tienen fácil....
ResponderEliminarPorque si una mujer que decide no tener hijos es cuestionada...una mujer que los tiene y ambiciona una carrera o un desarrollo profesional no lo es menos.....no se le dira eso "un jardín sin flores"....pero si eso de "una buena madre no lo haria".....
Asi que creo que lo mas importante es respetar.....es entender....porque las mujeres tenemos la libertad de elegir y quien no respete o entienda eso....esta claro que le queda mucho por aprender.....