Allegro ma non troppo,
Carlo M. Cipolla
Traducción: María Pons
Tengo la profunda convicción de que siempre que se
presente la ocasión de practicar el humorismo es un deber social impedir que
tal ocasión se pierda.
Las leyes fundamentales
de la estupidez humana
1. Siempre e inevitablemente
cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan
por el mundo.
2. La probabilidad de que
una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra
característica de la misma persona.
3. Una persona estúpida es
una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener,
al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
4. Las personas no estúpidas
subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.
5. El estúpido es más peligroso que el malvado; por lo tanto, la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
5. El estúpido es más peligroso que el malvado; por lo tanto, la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Acerca del estúpido y su capacidad de actuación
Todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
Todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
La
persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es
un malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia
candidez. Al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es
estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia
a su acción devastadora.
¿Quiénes
son los estúpidos? Se trata de un grupo
no organizado, que no se rige por ninguna ley, que no tiene jefe, ni
presidente, ni estatuto, pero que consigue, no obstante, actuar en perfecta
sintonía, como si estuviese guiado por una mano invisible, de tal modo que las
actividades de cada uno de sus miembros contribuyen poderosamente a reforzar y ampliar
la eficacia de la actividad de todos los demás miembros.
Tengo
la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que
los hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son, y
de que la diferencia no la determinan fuerzas o factores culturales sino los
manejos biogenéticos de una inescrutable Madre Naturaleza. Uno es estúpido del
mismo modo que otro tiene el cabello rubio; uno pertenece al grupo de los
estúpidos como otro pertenece a un grupo sanguíneo.
Con la
sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el
estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu
paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen
humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y
sin razón. Estúpidamente
La
capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales.
Antes que nada depende del factor genético. El segundo factor que determina el
potencial de una persona estúpida procede de la posición de poder o de autoridad
que ocupa en la sociedad.
Generalmente,
se tiende incluso a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí
misma, pero esto significa que se está confundiendo la estupidez con la
candidez.
En la sociedad en declive,
los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación
permisiva de los otros miembros.
En un
país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo E (constante invariable a los tiempos, modas,
razas, etc.); sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre
todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de
malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el
poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos. Tal
cambio en la composición de la población de los no estúpidos refuerza,
inevitablemente, el poder destructivo de la fracción E de los estúpidos,
y conduce al país a la ruina.
En la parte final de tu exposición haces referencia a la posibilidad de que haya "malvados con un elevado porcentaje de estupidez". Es lógico que las categorías no sean estancas, de modo que haya incautos bastante estúpidos, e incluso inteligentes con algún conato de estupidez en ciernes. Del mismo modo podría haber, si me apuras, estúpidos que mostraran inteligencia en determinadas ocasiones, o sea que no hicieran el mal de modo gratuito y se comportaran como miembros productivos de la sociedad; o malvados que exhibieran su candidez ante una florecilla silvestre (se me ocurre) y olvidaran por unos instantes su naturaleza depredadora y feroz.
ResponderEliminarPor lo demás, muy divertida la entrada, muy instructiva. Yo siempre tengo muy presente esta frase, por si las moscas: el tonto no descansa.
Un saludo,
Esteban