Moneda fenicia. Una solución que lo complicó todo. |
Ser mortal es vivir la vida con
un contrato por obra. Pero mientras dure la obra uno es inmortal a jornada
completa. Mientras respiras y piensas eres lo más semejante a un dios que pisa
esta tierra. Está en Sófocles. No estoy seguro de que un pastor judío escribiera
hace tres mil años lo de amarás a Dios sobre todas las cosas. Debe
tratarse de un error de traducción. Sin duda, lo que quiso decir es vive
como Dios sobre todas las cosas. Porque si algún pecado existe, ninguno tan
trágico como el de pasar por la vida con los ojos cerrados por el miedo y los
sentidos embotados por la superstición y la ignorancia.
No dice mucho en nuestro favor
el que unos fenicios, sin ni siquiera el graduado escolar, resolvieran sus
problemas inventando esa abstracción del dinero y nosotros, que presumimos de
haber pisado la Luna, seamos incapaces de superar ese invento castrante,
bárbaro, que nos ahoga y nos animaliza. Hay tradiciones que son pura maldad. Si
todas esas cabezas pensantes de los políticos y sus secuaces no tienen como fin
último superar a los fenicios, en qué diablos están pensando.
Párate a reflexionar con
seriedad en esto de la crisis, de los recortes, de la macroeconomía de las
naciones y de la pequeña economía familiar. Y piénsalo con la seriedad de un
hombre mortal, es decir, como el que sabe que la vida es un regalo efímero que
habría que entregar mejorado a la generación siguiente. Verás que la crisis no
es económica sino de sensatez. No es que el sistema esté obstruido, es que ya no
da más juego. Con el euro, si algo hemos aprendido, es que no basta cambiar de
moneda, hay que cambiar el modo de vivir, de relacionarse. Pensar como dioses
mortales. No hay países, no hay comunidades, ni razas, ni lenguas. Solo hay
generaciones.
Publicado en el periódico Extremadura, sábado 13 de octubre, 2012
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