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25 años de esta maravillosa película, La princesa prometida |
Lo que yo busco es que
nada fatigue esta vieja costumbre del primer café del día buscando
entre las páginas de los periódicos titulares que hagan girar la
rueca de la imaginación. Aunque cada vez tengo menos fe en la prensa
y en los libros en general, el contacto con las gentes de siempre y
con los aromas de siempre confortan más que cien editoriales
acertados. Y eso que últimamente, bajo las luces fosfóricas de la
cafetería, son más frecuentes esos hombres cabizbajos que echan los
ojos sobre la barra como quien contempla el río estático de la
vida, como quien se asoma a un abismo. Estamos en el umbral de algo,
esperando que ocurra cualquier cosa; pero qué.
En la radio, mientras
escribo, suena Il
mio canto libero de
Lucio Battisti. Es agradable escuchar este himno de los setenta,
cuando era hermoso soñar con un mundo libre de hombres con flores en
el pelo y sin sangre entre las manos. Cuando aún era posible creer
que la razón llegaría a través de las páginas de un libro. Hoy el
libro más vendido del mundo es el catálogo de IKEA. No es que uno
esperase una antología poética en superventas, pero tampoco este
panfleto que en sus ediciones musulmanas borra de las portadas a lasmujeres, para no ofender bolsillos sensibles.
El mundo se arrastra por la
senda del dinero. Por eso, cuando el candidato Romney dice que no quiere seguir la senda de España no entiendo si es que él conoce
otra senda que no sea las de las babas del dinero, ese dios babosa,
terrible y sin escrúpulos que ha de arruinarnos la vida. Si los
padres de occidente fueron la filosofía y la democracia, dan ganas
de decir lo de Iñigo Montoya: tú
mataste a mi padre, prepárate a morir.
Pero a quién
decírselo. El que no tenga un catálogo de IKEA entre las manos, que
arroje la primera piedra.
Publicado en el periódico Extremadura 6 de octubre 2012
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