quédese con el cambio: diciembre 2010

BARRA DE TITULO

martes, 28 de diciembre de 2010

BREVE DICCIONARIO MUSICAL PARA ENTENDER UNA HISTORIA DE (DES) AMOR



      
  • Adaggio: Vas por la calle tan tranquilo, pensando en tus cosas, cuando de  repente: ella.
     Agitato: agitado, rápido, el cerebro se pone en marcha ¿la miro, le sonrío, le digo algo?
  • Allegretto: mantienes el paso, un poco alegre, no muy vivo, lo suficiente para que te vea
  • Allegro: Ella ha cruzado la calle. Tú la sigues, con paso vivo, alegre.
  • Andante: Ahí está, mirando el escaparate. No te alteres. Tú tranquilo, disimula, anda con parsimonia, como el que busca algo fundamental. Muéstrate como Pérsival ante el Santo Grial.
  • Apoyatura: Si no sabes qué hacer, el móvil es una buena apoyatura: haz como que recibes una llamada y te detienes fingiendo que hablas de negocios. Eso viste que no veas.
  • Appasionato: Te ha mirado. Objetivo cumplido. Con pasión y vehemencia sueltas un par de términos informáticos, a ser posible inventados. Eso la descolocará. Con suerte creerá que eres sobrino de Bill Gate.
  • Armonía: Estudias tu figura reflejada en el escaparate de esa tienda. Métete ese pico de la camisa por dentro, coño, que pareces un farraguas. En el amor, la armonía es la punta de esa daga a la que los autores de novela rosa llaman "el flechazo".

lunes, 27 de diciembre de 2010

LA MAGIA DEL TRES

La sabrosa magia del tres

Solía decirse hace algunos años que tres D definen la naturaleza de un periodista de raza: dipsómano, depresivo y divorciado. Ahora, con la Sara Carbonero y compañía, son las tres O: oportunista, ojazos y operada. Seguramente los periodistas, que son unos letrados, tomaron la idea de Baltasar Gracián que había dicho que para ser feliz había que seguir el camino de las tres S: santidad, salud y sabiduría. Si bien es cierto que éste había tomado prestada tal idea de Tales de Mileto, el cual deseaba siempre a sus amigos salud, riquezas y entendimiento. Pero si a usted le aburre la filosofía, no se preocupe, ahí tiene la canción de Los Tres Sudamericanos, que vienen a decir lo mismo, pero con más ritmo: “tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor”.

En cualquier caso, a mí lo que me deja con la mosca detrás de la oreja no es que hayamos madurado tan poco desde Tales de Mileto hasta nuestros días, sino la obstinación del número tres, ese símbolo retorcido y sinuoso como una culebra o como un canto de sirena, o de los tres tenores.

Para empezar, y según aseguran testigos no presenciales, Dios creó al mundo en dos golpes de tres días; al séptimo, y hasta la presente, descansó. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son los tres pilares del Dream Team del cristianismo. Tres, las potencias del alma. Cuatro veces tres, el número de los apóstoles. Tres, las renuncias de Pedro. Tres, las cruces sobre el Gólgota. Tres y tres, la edad de Cristo. Tres, los días que estuvo entre los muertos. Y hasta los científicos, tan poco dados a la superchería, recurren casi sin querer a la taumaturgia del tres: diga treinta y tres, pide mi médico de cabecera cuando quiere ahondar en la negritud de mi pecho. Tres, las hijas de Elena. Tres, los mosqueteros de Dumas. Tres, los aviones que colisionaron sobre el Pentágono y las Torres Gemelas. Tres, los tristes tigres. Tres, las grandes religiones monoteístas. 

Pero, ay, únicamente dos son las Guerras Mundiales. A la tercera va la vencida. Si hay una Tercera Gran Guerra, ya no habrá otra. Afganistán, Palestina, Irán, Corea, África, palabras exóticas que nos suenan a lugares remotos, como si quedaran donde Cristo dio las tres voces. Y están ahí al lado. Una misma hambre nos hermana: la búsqueda de la paz y el disfrute.
Hoy ha salido un sol espléndido, como si quisiera decirnos: despabilaros, coño, que la vida son tres días. Pedid a los tres Reyes Magos menos MP3 y más que triunfe la cordura y la paz, que paren las bombas, el estrépito nocturno de las sirenas, el llanto aljamiado de los niños sin piernas y sin futuro.
Y si lo conseguís ¡tres hurras por el hombre!

sábado, 25 de diciembre de 2010

VILLANCICOS PARA UNA CRISIS




Oh, sin blanca en navidad, de nuevo,
y con más deuda alrededor,
lo del talante fue una quimera
y ahora es mensajera
de crisis o de algo peor.

Oh, sin blanca en navidad, y duele,
cuando hay una hipoteca que pagar,
y los de los bancos por la tele
se ríen de cuanto les debes,
y tú sin blanca en navidad.

..... ..... ..... .......

Navidad, navidad
dulce navidad,
el que se ría en este día
no está muy cabal.

Ha llegado Navidad,
y Botín alegre está,
engordando con tu pavo
en la paz del santo hogar.

Cascabel, cascabel
ponme un cascabel
es lo único que me queda
para ser tu perro fiel.

..... ..... ..... .......

Dime niño de quien eres
todo vestido de blanco:
soy el cobrador del frac
y trabajo para un banco.

Resuenen con alegría
los embargos de mi tierra
que ya no entiende ni Dios
donde coño está la izquierda.
...... ...... ..... .......


Un poco antes de que se monte el Belén
voy a contaros lo que ayer me ocurrió:
pongo la tele y sale el discurso del Rey,
lástima que hablara en su jerga de Borbón
ropopompón, ropopompón
no le entendí pero sé que le llené de orgullo y satisfacción.

Yo quisiera ser príncipe o en su defecto marqués,
tener un yate y esquiar en Baqueira Beret,
mas nadie es perfecto y soy republicano, ya ves,
y no poseo más que este pobre blasón
ropopompón, ropopompón
cuando el rey me vio de esta guisa ante él, se sonrió.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

EN OCASIONES VEO MUERTOS

Esta noche se me ha aparecido mi abuelo en sueños. Yo estaba sentado en el banco de un parque y él pasaba por allí, mirando no sé qué. Ni puñetero caso que me hizo. Por supuesto, no me sentó nada bien. Abuelo, le dije, llevas más de treinta años muerto y para una vez que te me apareces en forma incorpórea y finita no me dices ni pío, pues vaya mierda de sueño y vaya mierda de abuelo que estás hecho. Y mi abuelo, que para lo suyo es muy suyo se sentó a mi lado y me dijo, y qué coño quieres que te cuente, si cuando te dejé eras un crío y ahora ya tienes un pié puesto en el medio siglo. No nos entenderíamos. Vale, le dije, pero es que resulta que yo también tengo hijos, y algo podrás decirme que les pueda yo decir a ellos y marcarme un tanto, digo yo; coño, abuelo, signifícate, que algo habrás aprendido en tu oficio de fantasma. Y mi abuelo, viéndome tan desamparado en esto de ser padre de dos adolescentes, se sentó a mi lado, carraspeó un poco y me dijo: dile esto a tus niños:

.- No aceptes caramelos ni trajes de extraños, que los regalos nunca son gratuitos, a no ser que te dejen factura con IVA.

.- Si quieres ser original y distinto, sé amable y educado, que la educación y la amabilidad han sido en todo tiempo dos flores rarísimas y al borde de la extinción.

.- Desconfía de los que son optimistas en exceso: para ellos todo está siempre bien y eso lleva al inmovilismo. Los pesimistas suelen ser el motor del mundo, porque como no les gusta lo que ven quieren cambiarlo todo. Pero mejor desconfía de los que son pesimistas y optimistas por sistema. Nada en exceso, que dijo el clásico.

.- No juegues con las religiones, que las carga el Diablo.

.- Si en lo que concierne a Dios tienes alguna duda, olvídate de Dios y ama a tu duda sobre todas las cosas, que ella te hará un hombre libre.

.- Recela de la fe, que, aunque dicen que mueve montañas, nunca verás que contraten a un cura como Ingeniero de Puertos y Caminos.

.- Respecto al amor, sólo te digo una cosa: conócete a ti mismo, que, por más que oigas lo contrario, ni seca el cerebro ni te quedas  ciego.

Y de política nada de nada, que mil veces te tengo dicho que no traigas guarrerías a casa. 

Seguramente habría seguido más rato, porque treinta años de muerto dan para mucho, pero en esas sonó el despertador y nos fuimos cada uno a nuestros asuntos. Él a su muerte y yo a criar adolescentes, que no es moco de pavo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

RECETA PARA UN DIA DE NAVIDAD


Por la mañana, cinco churros y una poquita de leche.

Churro 1: el que se está haciendo con la política social, pobrecita: tan larga y penosamente conseguida

Churro 2: el que nos están metiendo con vaselina para ayudar a los bancos.

Churro 3: la suspensión de la ayuda a los parados y por nacimiento de un nuevo hijo.

Churro 4: seguir llamando socialismo a lo que en el resto del mundo se le llama, sin tapujos, capitalismo caníbal. 

Churro 5: la política del laicismo: hay quien cree que lo más moderno del mundo mundial es cerrar iglesias para abrir una mezquita. Qué equivocados estábamos los que pensábamos que el laicismo era separar la religión, cualquier religión, del Estado. Eso nos pasa por leer a Russell y a Ciorán en vez de escuchar la Cope y leer el BOE. Porque resulta que laicismo es abrirle las puertas del Tesoro del Estado a todas las religiones, supersticiones y fetichismos. Seguro que hasta la Iglesia de Tom Cruise y la de Kaká reciben más subvenciones que una concejalía de cultura.

Y, ¿qué hacemos los demás por mejorar el patio? Una poquita de leche.

A medio día, al rico pavo.

Tome usted un pavo cualquiera, sin escrúpulos y, preferiblemente, bien desplumado. Métalo durante una legislatura en un ayuntamiento y ya verá cómo le sale rico, rico.

Por la noche, algo ligerito.

Nueve de cada diez dentistas recomiendan irse a la cama con el estómago poco cargado, la cabeza expedita de problemas y la conciencia centrifugada. Son varias las cosas ligeras que se me ocurren para mascar antes de acostarse, pero sólo dejaré aquí las más jugosas y nutritivas, y rápidas.

1.- Tómese la opinión de un político y rúmiela durante unos minutos: por lo general son frases dichas a la ligera. Puede tomar cuantas le apetezca ya que al estar cocinadas sin grasa ni fundamento no engordan ni alimentan. Eso sí, es importante no tragarlas: se ha comprobado que producen lobotomías, pérdida de la alegría y delirios de grandeza. En caso de ingestión, llame a su médico de cabecera. Si no dispone de un teléfono no se preocupe: tome cualquier vomitivo o escuche los grandes éxitos de Alejandro Sanz.

2.- Cualquier concepto de Zapatero sobre la crisis: pero tiene usted que darse prisa, cambia tan ligero de parecer que es un plato que se enfría rapidísimo. Es lo que tienen los buñuelos de viento, que fríos no hay quien les meta el diente.

3.- Ahora bien, si usted es de los que tienen buen saque, inténtelo con un discurso de Rajoy. Allá usted. Este plato no es que sea ligero,  que lo es,  pero es que además es  un refrito  mil veces recalentado, que te  deja el estómago con sensación de vacío, y un runrún en las tripas que a mi me recuerda a las melodías de King África: poca letra, pero muy cargado de bombos.







viernes, 17 de diciembre de 2010

UNA COSA NORMAL



Menester es que el hombre que sea cabalmente sensato de nacimiento no dé jamás a sus  hijos  una  instrucción  extraordinaria, pues, aparte de la acusación de ociosidad que reciben, se ganan una envidia hostil de parte de sus conciudadanos. Porque, si enseñas nuevos saberes a los ignorantes, parecerás ser inútil de nacimiento, que no sabio; mas, si te toman por superior a los que aparentan saber algo complicado, resultarás fastidioso a ojos de la ciudad. 
(Medea, Euripides) 

No hace ni medio año que di una charla en un instituto sobre el humor en la literatura. Un tema, me dije, que divierta a los chicos y, si no puedo enseñarles algo, que les aparte al menos de la idea de escupirme bolitas de papel a la cara. Fui breve y no puse en peligro mi salud pero, no bien dije mi última palabra, los chiquillos huyeron espantados de la sala. ¿Un incendio? No: un aburrimiento. Tan solo un crío se acercó y me preguntó sobre el asunto. Resultó ser un gran lector y cuando quise ahondar en ello miró a todos lados y me dijo: chss, sea usted prudente, si mis amigos se enteran de que soy de los que leen lo más bonito que van a llamarme será empollón de mierda.

No digo yo que un chaval que en vez de la alineación del Barça sabe de memoria la Generación del 27 sea muy normal, pero a eso al menos es a lo que debería aspirar el sistema educativo de un país civilizado. Ese es el ideal, claro, pero cualquier padre sabe que una cosa es el ideal y otra muy distinta son las aulas. Cómo extrañarse entonces de que haya padres que prefieran asumir ellos mismos la educación de sus hijos. Bertrand Russell no fue nunca a un colegio y no le fue del todo mal. Aunque admitamos que Belén Esteban sí fue y le ha ido mucho mejor.

Esta semana el Constitucional ha obligado a unos padres malagueños a escolarizar a sus hijos a pesar de que el sistema que aplicaban ha demostrado ser excelente. Los críos hablan cinco idiomas, saben música, ciencias, filosofía y lengua muy por encima de la media. Su sistema será muy bueno, pero incumple un artículo del Constitucional. Podríamos adaptar el Constitucional a ese sistema, sí, pero eso implicaría cambiar muchas cosas. Además, confesémoslo, Russell nos asusta. Somos más de Belén Esteban. Una cosa normalita.


lunes, 13 de diciembre de 2010

LA PRIMERA VEZ


.- Házmelo suave, le dije, y sentí que en mis sienes se agolpaba la sangre, que la voz temblaba sobre la lengua, delatando una vergonzosa inexperiencia, oculta durante décadas.
.- No temas: todo va a ir bien. Relájate, abre las piernas con suavidad y, cuando te lo indique, empuja despacio, poco a poco, sin gestos bruscos.

Precisamente, aquella seguridad de mariscal de campo es lo que me sacaba de quicio. Después de todo, ella era casi un cuarto de siglo más joven que yo, y su templanza no hacía más que agravar mi nerviosismo. Tampoco es que fuese una mujer de bandera, pero tenerla así, tan próxima, y en mi primera vez... Sumiso, resignado, y sin añadir una palabra más a mi derrota agaché la cabeza, decidido a someterme por entero a su voluntad. 
 
.- Te noto algo distraído- me dijo entonces la chiquilla-; te advierto que irá mucho mejor si consigues no pensar en nada. Yo te ayudaré, pon una mano aquí y la otra aquí. Manténte despierto y atento pero, sobre todo, no me mires, como si yo no estuviera aquí, hazlo como si estuvieras solo.
.- ¿Como si estuviera solo?- pensé, escandalizado. El colmo del sarcasmo. Bastante difícil resultaba ya despegarme de sus ojos marrones, de su fuerte aliento a tabaco, de esa sensación de súbita pequeñez que se había adueñado de mis sentidos, agobiándome, como si la totalidad de su persona tratara de invadir cada uno de mis poros, para encima tratar de ponerme a pensar en eso tan abstracto y pueril como que ella no existía, que me hallaba solo en aquel lance y que todo el fastidio y la inmensa vergüenza que me paralizaban no eran sino producto de mi enferma imaginación. Si hubiera sabido cómo, habría sonreído, habría ideado alguna frase ingeniosa y habría salido de allí a toda prisa, pero mis nervios no estaban por la labor.

Por mis cejas comenzó a deslizarse una gota de sudor. De repente, esa maldita gota vino a detenerse justo sobre la punta de la nariz. Aquello me pareció el símbolo perfecto del ridículo. Quise eliminarla con un leve gesto, con un toque que pasase desapercibido a sus peritos ojos de maestra. Así, pues, levanté la mano suavemente, como un tahúr, y la llevé hacia mi cara, creyéndome a salvo.

.- ¿Qué haces? - gritó ella
Cerré los ojos, evitando contemplar la patética estampa de mi rostro reflejado en el pequeño espejo que había enfrente de nosotros; aún así, no fueron necesarios los ojos para sentir que aquello se paraba en seco. Un golpe brusco hizo que todo mi cuerpo se inclinara sin control hacia la derecha y en la confusión casi la golpeo con mi cabeza en su oreja.
.- No hagas eso jamás. Nunca levantes las manos sin mi permiso.
.- De acuerdo, de acuerdo, lo siento.- farfullé.
.- Está bien, dejémoslo por hoy. Para ser la primera vez no ha estado del todo mal. Ahora levántate y seguiré conduciendo yo -, concluyó la monitora.
.- Como quieras, respondí. Salí del coche apesadumbrado, más viejo, más vencido, y más humillado de lo que jamás soñé que podría soportar.

En la cafetería, frente a una infusión de tila, llegué a la conclusión de que quizás no sea tan buena idea sacarme el carné de conducir a estas alturas de mi vida, en las que ya toda novedad es un sofoco.

viernes, 10 de diciembre de 2010

HIJOS DE PROMETEO


Menos mal que al año le queda poco, porque entre el waka-waka y el wikileaks me tienen que no sé si sacar el whisky o el wínchester. Está visto que lo mejor para que una noticia pase de puntillas es machacarnos con ella a todas horas. Acabas mirando para otra parte. Y es una lástima, porque lo que está pasando es gordo. Y eso que aún hay quien asegura que podría ser peor, que, comparada con la realidad, los secretos de wikileaks son chucherías que las sabían hasta los de la wikipedia. Puede ser. No digo que 'wi' ni que no. En cualquier caso, las filtraciones de wikileaks no son lo grave del asunto, sino que aceptemos con tanta naturalidad que vivimos sobre una letrina. 

Nos hemos acostumbrado a que cada mañana, al levantarnos, el águila de Zeus nos muerda los hígados y a resignarnos, como si en vez de hombres fueramos Prometeo. Ya amainará un siglo de estos, nos decimos. Solo que, para un inmortal, desperdiciar un siglo, una generación o dos, carece de importancia, porque el tiempo no cuenta. Pero nosotros no somos Prometeo. 

Se nos escapa el tiempo tan rícamente mientras arrojamos nuestro futuro al wáter por el capricho de unas pocas naciones que juegan a las walkirias con el mundo. Y ni sé por qué las llamamos naciones cuando queremos decir multinacionales. Ese es el quid de la cuestión. Más que la basura que airea wikeleaks, más que los traspiés de Zapatero, más que el declive de Obama, lo que realmente debería inquietarnos es el giro radical y descarado que ha tomado occidente hacia la derecha. Una derecha retrógrada y gris, con el alma tapizada en números. Qué ironía: nosotros que éramos los hijos de Prometeo, la esperanza de la humanidad y, a fin de cuentas, nos hemos vendido a una mafia para la que sólo somos warismos.

                                                                              http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=549441

miércoles, 8 de diciembre de 2010

NADA CAMBIARÁ MI MUNDO


Algún dios dictó una orden de alejamiento entre el dinero y yo, que trato de incumplir cada mañana. Lo he intentado todo, incluso trabajar. Se conoce que al dinero le asusta incumplir los designios divinos y se aleja de mi como si mis dedos derritieran la plata. Allá él. Yo habría sido para el dinero un marido cariñoso. Y fiel. Amaría con devoción su tacto metálico y frío, idolatraría el sonido cantante y sonante de su voz como si de una diva de la ópera se tratara: jamás se la pegaría con una tarjeta de crédito ni con un cheque bancario. Qué ordinariez. Llamadme romántico si queréis, pero a mi hucha de cerdito le hice una funda de macramé de nudos chinos, por si un día el dinero cambia de opinión y le da por quererme. Puede que no sea yo digno de que entre en mi casa, pero, oye, el empujoncito de un puñado de ceros bastaría para sanarme.

Y supongo que con el talento pasa algo parecido. Lo tiene quien lo tiene, no el que lo busca. Y el que lo tiene lo gasta. Yo tuve, desde niño, un talento especial. Era un virtuoso del ensimismamiento y la melancolía. Era el Botín de las quimeras. Soñaba con tanta pasión que a veces hasta me salían pupas en el pensamiento. Al principio mis padres pensaron en llevarme a un médico. Al final pensaron en dejarme directamente en casa de un médico y salir corriendo. La cosa, lo admito, pintaba mal. Hasta que un día escuché a The Beatles. Mano de santo. Mi melancolía se canalizó. Aprendí a disfrazarme de hombre normal y salir a la calle como si en mi cabeza no pasara lo que pasaba. Narcotizaba mi pensamiento con una de aquellas canciones y podía estar en el mundo durante horas, hablar de coches, de fútbol, comprarme zapatos de cordel y jerséis de Lacoste y pantalones chinos con total disimulo. La voz de Lennon resonando en mi cabeza era como un chaleco antibalas. Contra ella nada pudo ya la melancolía. Hermano mayor, amigo del alma, nunca escaqueó su ayuda cuando la necesité. Ni siquiera cuando lo mataron. Aún hoy, cuando lo necesito, acude como si tal cosa. Es lo que tienen los genios, que van a lo suyo y ni se enteran de que están muertos.

Voy a cruzar el puente del medio siglo y es como si el niño aquel que fui no quisiera irse. Lo espanto con las manos y él me dice turutú: Nothing's gonna change my word. Pero es mentira, el mundo cambia, nosotros cambiamos, nuestro mundo se transforma en otra cosa sin darnos cuenta. Hasta que un día escuchamos una canción de aquellas que escuchábamos siendo críos y es como si pusiéramos al alma frente a un espejo. Cómo se estropean los cuerpos decimos a veces; cómo se estropean las almas, diríamos, si no fuera porque la música nos endulza los labios y nos hace más sabios en el silencio. 




martes, 7 de diciembre de 2010

ANSIA DE ARTE

Todos los ríos van a la mar, y la mar no se desborda. Esa frase del Eclesiastés siempre me causó inquietud. Me hace pensar, cuando estoy pisando una playa, que piso un recipiente sin límite y sin fondo, perfecto. Y eso mismo podría decirse de la literatura, de la pintura, del arte en general. Todo arte tiene como objetivo saciar una sed, y la sed nunca se sacia. El que abre un libro, por muy hermoso o muy sabio que éste sea, apenas está mojando los labios de un agua dulce y sabrosa, pero insuficiente. Siempre necesitará más y más. Y lo increíble  es que siempre hay más, siempre hay alguien escribiendo un libro nuevo, componiendo una nueva canción, pintando un lienzo. La sed es infinita,  pero la capacidad humana para crear belleza es aún más grande.

Es algo que me maravilla, por ejemplo, de los libros de Álvaro Cunqueiro. Los leo una y otra vez y siempre encuentro algo nuevo. Belleza original y reconfortante. Muy parecida a la que Vito García Cano inventa en sus cuadros. Ya lo he escrito en otras ocasiones. Lo que Vito pinta, como lo que Cunqueiro escribía, no son retratos para que uno los tome al pie de la letra. Son recreaciones personalísimas de alguien que ha decidido cerrarle las puertas a la maldad, a lo feo del mundo. Y no es escapismo, ni mucho menos. No es el falso optimismo de los ignorantes. Es supervivencia. Es un modo elevado que tiene la inteligencia de proteger al alma. 
Vivimos tiempos difíciles; quizás como el que han vivido todo los hombres de todos los tiempos. Pero nunca como ahora estuvimos tan indefensos ante  el bombardeo continuo de las barbaridades que ocurren en cualquier rincón del mundo. Resulta imposible escapar. En la tele, en la prensa, en internet, no se habla más que de crisis, guerras, desastres ecológicos. Ignorancia. Nada de esto es ajeno al arte de Vito Cano, como nada de su tiempo fue ajeno a Cunqueiro. Pero ellos no están dispuestos a añadir basura a la basura. Ni opinan ni critican ni juzgan. Solo crean un mundo distinto, menos doloroso, más humano. Un mundo donde uno se planta a la orilla de uno de estos lienzos y siente un infinito agradecimiento por esta sed inmensa de mirar al abismo, porque todas las angustias del hombre vayan hacia el Arte, y porque el Arte no se desborde.

sábado, 4 de diciembre de 2010

INVASIÓN ZOMBI



He disfrutado como un niño con The walking dead , una serie americana que pinta un mundo asolado por una invasión zombi. Por lo que yo sé, es la primera vez que se trata a estos engendros no como los monstruos que son sino como los seres humanos que fueron. En el primer capítulo, por ejemplo, uno de los supervivientes tiene ante el punto de mira el cadáver andante de su mujer y duda si disparar o no, porque, después de todo, ese muerto que camina es una carcasa cargada de significado. 
La cuestión es que, después de un par de capítulos, salgo de casa, por descongestionarme, y, para mi sorpresa, no hay ni un alma por las calles. Mi pueblo es un desierto. Y eso, después de tanto zombi, acojona. Esto va a ser lo de la invasión zombi, pensé yo; pero no, era el Real Madrid-Barcelona. Entro en un bar y, efectivamente, allí estaban todos. Abroncándole a la tele. Tú haz lo que hagan ellos y no te morderán, me dije, que, quieras que no, algo aprende uno con las series de zombis. Y eso hice. Grité, empujé, me tomé el café y salí de allí indemne. 

De vuelta a casa es cuando me dió por pensar que esto de los zombis quizás no sea una majadería de friquis sino una metáfora del mundo moderno. Si lo piensa uno bien, las filtraciones de Wikileaks lo que han puesto al descubierto es que al mundo lo gobierna un puñado de zombis indiferentes al dolor humano. O, más cerca, mire usted a Zapatero , que se cree en el mundo de los socialistas vivos sin darse cuenta de que los zombis del liberalismo hace tiempo que le convirtieron en uno de los suyos. Porque sonríe cree que vive. Con las elecciones ahí al lado, a la izquierda le tiembla el voto en la mano como un tiro de gracia. Después de todo, hoy es una carcasa vacía, pero un día tuvo mucho significado.

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=548095

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